『𝙴𝚡𝚝𝚛𝚊: 𝙰𝚗𝚐𝚎𝚕』

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YOONGI

No fue fácil, tengo que ser honesto; creo que ni para Jimin ni para mí fue sencillo mantener una relación a larga distancia por estos doce años... Wow, si lo pienso de esa manera de verdad parece un montón de tiempo, pero considero que lo sentí como unos seis, tal vez un poco más.

Jimin en lo personal me había dicho que quería mantenerse en su país por el cariño que le tenía a este, pero su trabajo le había entregado una muy buena oferta para trasladarse a Estados Unidos y poder seguir escalando dentro de su área laboral. En un inicio el tonto de Park estuvo por rechazarla y dársela a Yeonjun, uno de sus mejores amigos, pero luego de una larga charla pues acabo por aceptar. Por fin, luego de tanto tiempo, ambos habíamos llegado a un acuerdo de empezar por algo simple, un departamento lo suficientemente grande para que Jimin pueda traer todos los gatos que quiera para darles una vida mejor, él y su obsesión con los felinos.

Tampoco es como que deba pintar el escenario como si nunca nos hubiéramos reunido para vernos en vacaciones o en las fiestas, en navidad él venía y yo lo visitaba para año nuevo; en los años siguientes se invertía. Él venía en mi cumpleaños porque sus clases arrancaban siempre meses después y yo iba a verlo también, en diferencia mía, para el cumple de Jimin era más complejo porque estaba dentro de la universidad. Aún recuerdo cuando estaba en su quinto ciclo y solo nos podíamos ver para que yo lo recogiera de sus clases, esa semana había tenido sus libros pegados a él, no había momento en el que no esté con su cuadernillo apuntando algunos datos o explicándole a su ardilla de peluche las bases de la antropología y como esta era llevada a un aspecto real. Incluso se había descuidado en la comida y el sueño, me preocupé un poco, pero él estaba convencido de tener que sacar la máxima nota para seguir manteniendo su puesto destacable en su facultad.

Ingresar a la Universidad de Seúl no había sido fácil, tuvo que intentarlo dos veces, y Jimin no pensaba bajar su promedio. Él de verdad quería demostrar que merecía la oportunidad de estudiar en tan prestigioso lugar.

El de verdad era una persona muy determinada y cuando se le metia la idea de ser el mejor de la universidad para graduarse con honores no pareció decirlo en modo de broma. Siempre asistía a las clases y tenía cada uno de sus cuadernos al día. Según lo que él me contaba, era conocido como una persona muy enfocada en el estudio y no solo a sus ojos, sino que sus compañeros también compartían dicha idea. Aparte de las clases y sus estudios, le dio tiempo de poder asesorar a las demás personas por medio de tutorías que en un inicio fueron gratis, pero más tarde llegaron a ser cobradas por precios aceptables. Jimin llego a tener su página en Instagram donde organizaba bien como llevaría sus clases junto a dichas actividades.

Era el mejor y podía ver sus esperanzas dentro de aquellos ojos esmeralda. Me sentía orgulloso por la forma en la que había decidido tomar los pedazos rotos de su alma y empezar a recuperar todo lo que aquel idiota le había arrebatado. Era fuerte y lo estaba demostrando en cada cosa que lo hacía, en su manera de levantarse cada día en la mañana con la idea de que ese día sería mejor. Con la universidad, con sus terapias y medicinas, con cada paso que daba diariamente. Es... no encuentro palabras para poder descubrir el gran orgullo que me llena el pecho cada vez que veía las cosas que había logrado. Jimin llego a seguir todo lo que le pidieron para volver a tomar una vida normal, un ciudadano más.

Él decidió tomar lo peor que le pudo suceder y usarlo como una motivación para demostrar que nunca sería fácil pisarlo como si de basura se tratara.

Aún recuerdo ese veintisiete de abril de hace siete años, Jimin había recibido la grata noticia de que había ingresado a la universidad siendo el puesto trece entre miles de personas que se presentaban a dicho lugar. Recuerdo su alegría con la que salió del baño, al cual se metió para ver los resultados de su examen. Su alegría, el brillo en su rostro, la forma tan dichosa en la que sus ojos parecían encogerse por todas esas emociones que podía expresar. Jimin estaba feliz ese día, estaba realmente feliz. Todo parecía ir perfecto hasta la hora en la que el abogado nos llamó para asistir a lo que teníamos planeado ese día: la ejecución del maldito idiota mal parido hijo de puta de Kim Namjoon.

FILTER NIGHT || YOONMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora