—¿No te encanta cómo se reflejan a través del parabrisas las luces de la
calle? —Katniss se inclinó sobre el asiento del pasajero para acariciar el vidrio sobre el salpicadero de su auto. Pero su cinturón de seguridad se trabó antes de que pudiera apenas tocarlo, y volvió a caer en su asiento con un suspiro triste—. Es tan lindo —murmuró, admirando la vista con nostalgia.Sacudí la cabeza, divertido mientras su sistema de navegación me decía
que girara a la derecha en la esquina. —Sí, sin duda bebiste demasiado —dije, más para mí mismo, ya que ni siquiera me escuchaba, demasiado absorta en las lindas luces para notar mi presencia.—Se ven como luces de feria. —Me miró de soslayo—. ¿Alguna vez has
estado en una feria? Parpadeé.—Umm... seguro. —¿Quién no había ido nunca a una feria? Siempre que venían a mi ciudad se asentaban en el aparcamiento al aire libre que estaba cerca de nuestro parque de remolques. Solía escabullirme y
llevar a Caroline, también a Brandt cuando tuvo edad suficiente para subirse a los juegos. Sin embargo, no me quedé el tiempo suficiente para llevar a Colt, antes de irme a la universidad. Espero que Caroline haya hecho eso por mí.
Algunos de mis recuerdos más felices eran al comprar dulces y boletos y ver a mis hermanos mientras subíamos a los juegos. Colt necesitaba un recuerdo así.
Demonios, todo el mundo necesitaba esa clase de recuerdos.—Nunca he ido a una feria —dijo Katniss suavemente. Miré a través del silencioso interior de su auto para ver que su expresión se llenaba con más nostalgia—. Mis padres decían que las ferias eran tontas y una pérdida de tiempo.
Maldición. Sus padres parecían completos idiotas.
—¿Crees que si mi cita se hubiese presentado habría tenido suerte esta noche? —Hizo una pausa y se mordió el labio—. Yo podría estar teniendo sexo en este momento. Vaya, ni siquiera puedo recordar cuando fue la última vez que tuve sexo.
Mierda. Mal tema.
Ella estuvo hablando sin parar desde que la puse en su coche, pasando de un tema a otro más rápido de lo que yo podía cambiar las velocidades. Pero no nos habíamos sumergido de nuevo en este territorio tabú desde que me
apretó el bíceps en el bar.—Pero sí recuerdo la última vez soñé con tener relaciones sexuales —continuó—. Me lo estabas haciendo en el escritorio de mi trabajo y... ¿Qué? ¿Ella también había soñado eso? Irreal. —... y me hallaba tumbada sobre mi espalda con todos estos trabajos
calificados clavándose en mi espina mientras tú estabas parado en el suelo entre mis piernas para poder... ya sabes. Entonces golpeaste ese punto en mí...
Oh, por Dios. Se sintió tan bien. De alguna forma pateé la pantalla del monitor de mi computadora. Pero tú solo continuaste, y creo que me iba a venir, pero entonces me desperté mojada y dolorida, y nunca descubrí cómo terminaba
ese sueño.Oh, yo sabía cómo terminaba ese sueño. Pero maldición. Esto no era bueno. Escuchar cómo la había puesto toda mojada y dolorida rompió las cadenas alrededor de mi control como si fueran hojas de tijeras cortando un mechón de cabello.
—Tal vez no deberías estar hablándome de esto —le dije, con la voz ronca.
Me miró. —¿Por qué no? Has tenido sexo, ¿verdad? —Entonces bufó y
echó la cabeza hacia atrás para reírse abiertamente—. ¿Qué estoy diciendo? Eres Peeta Mellark. Probablemente has tenido sexo más veces en este mes que el que yo he tenido en mi vida entera.Fruncí el ceño. —De acuerdo, ahora me estás insultando.
—Seis —dijo. Sacudí la cabeza, sin entenderla. —¿Qué?
—He tenido sexo seis veces en mi vida. Tres chicos diferentes.
Quedé boquiabierto. Jesús. No necesitaba un recuento. Pero demonios, ahora que me dio uno, pensé que tal vez había tenido más sexo solo en este mes que el que ella tuvo en su vida entera. De acuerdo, no este mes ni el último exactamente. Pero sí durante un mes de la temporada de fútbol.
Inclinó la cabeza hacia un costado y frunció el ceño de modo pensativo.
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La Dra. Everdeen.
RomanceTercer año en la universidad. Atleta estrella. La constante atención del sexo opuesto. Hasta que una persona vislumbra al verdadero yo. Nunca esperé conectar con alguien así o querer más allá de una noche. Esto podría ser algo real.