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— ¿De qué estás hablando? —soltó ella enojada, el enojo crecía en su mirada. — ¿Tienes idea de lo que estás diciendo Damian?

Ella soltó sus manos y él desesperado las buscaba para volverlas a juntar pero Anya huía.

— Se que suena loco, sólo déjame explicarlo.

— ¿Loco? Estas hablando de ir a otro país, y no cualquiera ¡Rusia Damian! ¡Rusia! La guerra sólo fue hace un par de años.

— ¿Eso es lo que te preocupa?

— ¡Claro que sí!

Anya estaba cruzada de brazos completamente en estado de negción.

Damian no podía creerlo.

— Pensé que estabas enojada porque no querías casarte conmigo, sabes, se me rompió el corazón por un segundo.

El agarro su pecho presionando donde le dolía, por un momento casi sufre un infarto.

— Damian —Anya se inclinó hacia él— Claro que quiero casarme contigo.

Ella sonrió con la sonrisa más dulce que él jamás haya visto. Ella era sinónimo de calidez, como el sol en primavera que derrite la nieve, ella era así. Tan hermosa a pesar del dolor que cargaba por dentro.

— Tenemos que ir allí.

— Prefiero no saber la verdad, es peligroso. —ella se resistía.

— Tenemos que ir Anya, no sólo por ti sino también por mí.

Este plan que Damian llevaba semanas planeando en su cabeza necesitaba que todas las piezas se movieran en el lugar justo, de la manera justa, todo estaba fríamente calculado. Llevarlo a cabo, hacerlo funcionar, requeriría todo su conocimiento sobre negocios y poder que había aprendido gracias a su familia.

Y lo curioso era que todo esto era para librarse de ella.

— Hay fuertes aliados allí, yo solo no puedo contra mi hermano.

Él decía eso con algo de tristeza y decepción de sí mismo, desearía ser más fuerte por sí mismo pero no lo era. — ¿No hay manera de que ustedes arreglen bien las cosas, verdad?

Damian negó. —Te quiere a ti, la próxima vez que nos veamos será la última. Él quiere matarme... —lo que Damian no dijo era que el sentimiento era mutuo.— Si él te pone un sólo dedo encima yo...

— ¿Por qué a mí?

— Es en parte un capricho, llamaste su atención además de que le parece divertido quitarme algo más.

Ya le había arrebatado a Damian su inocencia, parte de su niñez, la esperanza de una familia unida, su estabilidad emocional. ¿Por qué lo torturaba ahora con esto?

"¿Qué más quieres de mí?" —se preguntó.

 ¿Qué más podían quitarle los Desmond? 

— ¿Tu familia no puede hacer algo contra esto? ¡Es injusto!

El volvió a negar con la cabeza, su mirada era triste y resignada. — Papá murió, la única persona que lo mantenía a raya. Mamá esta loca. —soltó una risa al recordar la última vez que habló con ella. — Hace unos meses me llamó llorando porque las acciones de la empresa bajaron, me echó la culpa diciendo muchas cosas que no quiero repetir ni que oigas, cuando se solucionó el problema volvió a llamar diciendo que estaba orgullosa. No podemos contar con ella.

¿Por qué Damian no había compartido esto antes?

Anya recordó la primera vez que ambos se subieron a su auto y manejaron por la autopista. El habló de su familia, de el hecho de que no deseaba hablar de ellos. Ahora todo tenía sentido, el porqué Damian siempre parecía triste en el fondo cuando escuchaba hablar de otras familias. Por fin pudo ver el gran peso que el llevaba en sus hombros.

Anhedonia | DamiAnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora