04

4.5K 459 209
                                    

Estaban en un café, cálido y acogedor, las personas entraban y salían. Había muchas parejas a su alrededor. Si bien el día era gris finalmente por la tarde comenzó a asomar el sol.

¿Qué hacían ahí?

La verdad es que ella no pudo decir que no cuando él la invitó con un par de simples palabras.

— Ven, vamos a un café, quiero hablar contigo.

Bastó que dijera para que ella lo siguiera.

¿Por qué?

Sus palabras sonaban como órdenes, y de hecho lo eran, y su cuerpo no podía hacer más que obedecer.

Completo estado de sumisión.

Ella, sentada frente a él, se preguntaba nerviosa qué carajos estaba haciendo ahí.

Pensaba mientras se quitaba su abrigo: — Que carajos hago aquí? ¿Es normal que los vampiros hagan esto? Que se acerquen a tu cuello... ¿No es peligroso? Becky es un vampiro pero ella nunca...quizá sólo deba irme. Primeras semanas de la universidad y ya siento que me metí en problemas.

— ¿Vas a ordenar algo? —preguntó Damian.

— No estoy segura.

— ¿Qué es esa respuesta ambigua?

Cuestionó Damian elevando una ceja.

¿Por qué siempre parecía enojado?

— ¿Qué quieres de mí?

Dijo Anya directamente, tomando todo su valor para decirlo y afrontar la respuesta.

— Todo.

Sus ojos brillaron como el oro al decir esas palabras.

Él sonrió.

Y ella, por su parte, sintió que su cuerpo se hacía agua y comenzaba a hervir. Débil y caliente.

— Sé más específico.

— Así que tu...

Habló entregando el menú a la camarera. Había pedido un café para él y un moca para ella. Lo hizo sin preguntarle, él simplemente supuso que el café expreso era muy fuerte para ella y su personalidad iría más con un café con chocolate.

— Eres humana.

Se apoyó sobre la mesa con los codos y con su mano derecha tomo su mentón, recostándose en él.

Anya asintió diciéndole que sí.

— ¿Qué con eso?

— No puedes percibir las feromonas, qué vida difícil debes haber llevado.

— No realmente.

El hizo una cara de desconcierto, entonces Anya revoleó los ojos y pasó a explicar.

— Vengo de un pequeño pueblo, no hay muchos vampiros allí. Nunca tuve problemas no entiendo porque los tendría ahora.

— ¿No ves las noticias?

— No mucho realmente.

— Pero debes estar al tanto, por las redes sociales, lo que pasa en las grandes ciudades.

Si acaso él se refería a las muertes de humanos en manos de vampiros ella lo sabía, pero ella algo que por algún motivo le parecía lejano. Es la típica de "no lo sabes hasta que te sucede".

— ¿Para eso me pediste venir?

— No.

Sus cafés habían llegado, la señorita lo estaba sirviendo sobre la mesa. Anya tomó el suyo primero y le dio un sorbo a la bebida caliente.

Anhedonia | DamiAnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora