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Al día siguiente Anya despertó fingiendo que no había derramado ninguna lagrima la noche anterior.

Quiso suponer que se había desbordado porque acumuló muchas emociones juntas. Saben de esa sensación cuando muchas pequeñas cosas que se van juntando hacen el efecto bola de nieve y terminas explotando por algo tonto.

Le había gustado estar con Damian pero fue una experiencia extraña para su cuerpo. No había podido ver nada. Sólo recordaba cómo sus manos la tocaban y el cosquilleo eléctrico en todo su cuerpo.

— ¿Te hizo eso en el labio?

Se quejó Becky al verla en la universidad.

Contó detalles mínimos de lo sucedido a su amiga, no podía dar detalle porque Ewen y Emile estaban cerca.

— Estoy bien. No te preocupes.

— Es un animal.

Se había vuelto una costumbre en estos dos meses que se junten los cinco de vez en cuando en la cafetería de la facultad a comer o tomar algo en los periodos de receso que les coincidía.

Todos tenían horarios diferentes pero se hacían de tiempo.

Becky y Anya en poco se volvieron grandes amigas. Compartirán un lenguaje único entre ellas. Conectaron en un momento, fue un breve instante donde una de ellas habló o hizo un pequeño comentario que las unió y ambas sintieron que sería para siempre.

— Hoy noté al Señorito Damian de mejor humor.

— ¿Sabes dónde está él ahora, Emile?

— No Ewen, faltó a la clase que compartimos juntos.

Los chicos hablaban por su cuenta mientras Anya y Becky compartían una conversación aparte. Pero la realidad era que cuando los chicos decían Damian ella dejaba de prestarle atención a su amiga y escuchaba la conversación ajena.

— Becky...tú y Ewen... ¿Tienen un contrato? —preguntó tímida.

— ¡Por supuesto! —soltó ella como si nada. —Entre vampiros es normal. Aparte nosotros tenemos un acuerdo por el compromiso.

— ¿Eso significa que tu destino y el suyo están unidos por siempre?

— Sí, algo así. —sonrió y mostró el anillo que portaba en su dedo.

Era tan bonito, de plata brillante con un pequeño dije en él.

Los envidiaba un poco.

— Los vampiros pueden tener muchos contratos, es raro que hagan uno con un humano, ustedes viven menos.

— Entonces supongo que si me muero no importa. — sonrió amargamente. Aquellos sentimientos que se había tragado como un carbón aún raspaban en su garganta.

— No digas eso. ¿Por qué decidiste firmar algo así? ¿Leíste al menos los papeles?

— No realmente. —confesó. —Sólo firme.

— ¿Qué? Voy a matarte. —Becky tomo los hombros de Anya con fuerza.

— No es como si yo no obtuviera nada a cambio, veras...

Bien aquí iba lo siguiente. No estaba segura de contarlo pero sintió que había la confianza suficiente.

— Mis padres en realidad son mis padres adoptivos. Quiero saber quién era antes de ser Anya Forger. Él accedió a buscar información para mí. No me importa que haga conmigo para conseguirlo.

Becky aflojó el agarre de sus hombros, su mirada se llenó de empatía, entonces deslizó sus brazos y abrazó a su amiga.

Anya simplemente sonrió y le devolvió el abrazo.

Anhedonia | DamiAnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora