31 -Fin primera temporada-

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— ¿Puedes creerlo? —dijo emocionada. —Ella era mi mamá ¡Su cabello se parece al mío! ¿No lo crees?

Saltaba exaltada en el asiendo del coche. Sus ojos estaban llenos de alegría. Miraba esa pequeña foto registrando hasta al más mínimo detalle. Aun si la foto estuviera desgastada con los años podías notar que sus rasgos eran los mismos.

Los mismos cachetes, la punta de la nariz, las pestañas y formas de las cejas.

Realmente Anya era una versión en miniatura de su madre, cómo su nombre significaba "Pequeña Annalise, la pequeña Anya".

Tengo que confesar que una pequeña carga se cernió en mis hombros. Fue como si algo pequeño y delicado se me hubiese posado en las manos y yo tenía el deber de protegerlo.

Me sentí un imbécil luego de haber pensado eso.

Yo soy responsable de Anya desde que la incentivé a dejar todo atrás para venir a otro país conmigo. Desde que nos casamos, desde que comenzó a salir conmigo sabiendo que soy un vampiro y ella humana.

Soy responsable de su ternura e inocencia hace mucho.

— Mira, mírala —continuaba diciendo.

— Anya, estoy manejando amor...

— Lo siento, lo siento... — se encogió de hombros y respiro profundo. — Es sólo que... estoy tan feliz.

— Lo sé, yo también estoy feliz por ti.

Tomé una de sus manos y enredé sus dedos con los míos. Dejé mi mano en su regazo. Desvié mis ojos de la carretera, el sol estaba bajando más rápido de lo que podía ajustar mis ojos a la luz.

Miré su rostro ampliamente sonriente y contagiosamente sonreí de nuevo.

Me mostró sus dientes brillantes achinando sus ojos verdes, sus mejillas estaban teñidas de un dulce color por la emoción. Detrás de ella, por la ventana, veía caer los últimos hilos de rayos del sol.

Me aferré fuerte a su mano, y ella a la mía.

— Te amo. —dije con la voz suave.

Esto era lo que necesitábamos, un descanso, un respiro. Después de los días estresantes y las noches sin poder dormir expectantes si existía alguien detrás de nosotros espiándonos, con esto se abrían nuestras puertas. Ya no necesitábamos correr.

Habíamos logrado el objetivo.

Encontrar el pequeño pueblo fue complicado, usar mis contactos antes y después de mi hermano fue difícil, mantener la discreción y que nadie dijera nada, encontrar hombres confiables, matar a más de uno en el proceso.

La sangre derramada y la que está por derramarse. ¿Cuál pesará más en tu conciencia?

Pensar en todo lo que hemos hecho para llegar hasta aquí. Las personas que dejamos atrás.

A diferencia de Anya yo no tengo un núcleo familiar que pudiera extrañar de alguna manera, ni madre, ni padre, y mi hermano...es otra historia.

Mi historia con mi hermano ha sido un innumerable rejunte de desencuentros y malos entendidos. Yo jamás supe ponerme en sus zapatos, ni el en los míos.

Es un monstruo, pero no siempre fue así. Lo convirtieron en uno. Y yo no pude salvarlo, a penas y pude sobrevivir por mi cuenta yo mismo.

Lo siento...hermano...

— También te amo. —respondió con una amplia sonrisa.

Volví mi vista al frente, la carretera estaba casi oscura, cubriéndose poco a poco con nieve.

Anhedonia | DamiAnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora