Prueba

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Aquello resultaba ser una broma, ¿verdad? ¿VERDAD? Tony se peinó el pelo hacia atrás nerviosamente. Ya no tenía edad para esas cosas, de hecho, había dejado a un lado la posibilidad. Tenía más de 40 y ciertamente nunca había pasado, ni siquiera en sus años más mozos y más descuidados. No. Jamás se lo habría imaginado.

―Debe haber un error ―se dijo al tiempo que lanzaba otra mirada escéptica a las dos líneas en la prueba de embarazo.

Sí, eso debía ser. ¿Desde cuando tenía esa prueba enmoheciéndose en el botiquín de su baño? Quiero decir, tenía curitas tan viejos que estaban amarillentos y el pegamento ya no daba de sí. Aquella prueba debía estar caducada, no era más que un falso positivo. Sí. Eso.

―Tony ―Steve tocó a la puerta del baño sobresaltándolo, la prueba resbaló de sus dedos y cayó sonoramente en el lavabo ―, ¿todo bien?

―S... sí ―se apresuró a decir Tony.

Recogió la prueba del lavabo, la regresó a la caja y la metió de regreso al botiquín, hasta el fondo, ya se encargaría de tirarla más tarde.

Steve lo esperaba en la habitación. Estaba listo para ir al trabajo. Se suponía que llevaría a Tony a las oficinas de Industrias Stark antes de ir a SHIELD, pero el castaño estaba todavía en pijama, y eso que se había tardado horas en el baño.

―¿Tony...?

―¿Sabes?, en realidad no está todo bien ―dijo Tony adelantándose a la pregunta.

Steve frunció el ceño y se acercó a él lentamente, con ese aire protector suyo.

―¿Qué sucede?

Tony levantó la vista. Su voluntad se escindió. Por un lado, deseaba decirle lo de la prueba, con su respectivo comentario sarcástico: "Ja, ja, ja la prueba debe estar caduca. Pero hubieras visto que susto me dio" algo así. Pero, por el otro lado, no quería pronunciar algo tan irresponsable, conocía a Steve, aunque en el pasado habían hablado sobre la escasa posibilidad de tener hijos, y éste hubiera dicho que no le importaba si no los tenían; en el fondo, Tony sabía que sí, que era un deseo que estaba dispuesto a reprimir solo por él, por estar con él, aunque sus años fértiles hubieran pasado, podía aceptarlo. Claro que, otras posibilidades para ser padres existían, pero... Steve era joven, más que él, y tenía el sueño de tener hijos propios, así que... no había necesidad de alborotar el ánimo de su esposo con una noticia falsa. Así que calló.

―En realidad, estoy algo descompuesto ―dijo y añadió ―: del estómago. Creo que algo me hizo daño.

Steve ladeó el rostro y puso la mano sobre su estómago, no era más que un gesto amable con la intención de reconfortarlo, pero Tony se puso más nervioso.

―Oh, cariño, te dije que no comieras pizza con malteada ―le dijo.

―No es nada, seguro se me pasa. Le llamaré a Pepper y le diré que se haga cargo por hoy.

―Debes sentirte realmente mal.

―Algo.

―Me quedaré, le avisaré a Bucky, él puede hacerse cargo del entrenamiento de los reclutas sin mí. Te llevaré al doctor...

―¡NO! ―Tony tragó saliva ―. No es para tanto, en serio, beloved. Vete tranquilo, se me pasará, no es más que algo de acidez.

Steve levantó una ceja, no muy convencido, pero terminó asintiendo. Se despidió de él con un beso y Tony escuchó sus pasos alejándose por la escalera y luego, el sonido de la puerta al cerrarse. Se asomó por la ventana y lo vio subir a su motocicleta. Steve lo vio, sacudió la mano a manera de despedida y arrancó. Tony lo observó hasta que se perdió calle abajo.

Stony Series Vol. 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora