La custodia

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El teléfono de Steve sonó a la mitad de una comida que compartía con sus tres mejores amigos, Bucky, Nat y Sam. Era un mensaje de su ex novio, pero lejos de parecer incomodo, sus amigos lo vieron sonreír, incluso, parecía estar divertido.

―¿Es Tony? ―le preguntó Nat.

Steve asintió sosteniendo el celular con una mano y el tenedor con la otra. Hacía unos meses atrás que él y Tony se habían separado, después de una relación de siete años. No había sido por nada en particular, simplemente, al parecer las cosas se habían desgastado. No habían peleado, no se habían sido infieles, no se odiaban... difícil de explicar, pero simple, de alguna manera, de vivir. Lo único que les había costado había sido decidir quién se quedaba con el perro. Lo habían adoptado juntos desde, básicamente el inicio de su relación, Dodger era un cachorro entonces; ambos estaban muy apegados al can, así que a Steve le había dolido mucho dejarlo con Tony. Sin embargo, no todo estaba perdido, acordaron que Steve podía llevárselo los fines de semana, una especie de custodia compartida.

―Ya saben que Dodger está con Tony ―dijo Steve ― Hoy tengo que ir por él, no lo he olvidado, pero voy un poco retrasado y Tony me mandó esto.

Giró el celular y les mostró a sus amigos el mensaje. Había en él un par de fotos de Dodger con una mochilita en la espalda y una gorra sobre la cabeza junto a la puerta del departamento, donde Steve solía vivir antes. Debajo de estas imágenes Tony había escrito un mensaje: "El niño ya está esperando, no me lo vayas a dejar plantado". Los tres amigos de Steve echaron a reír.

―Es adorable ―dijo Nat.

―Será mejor que te apures, Dodger ya hasta parece desilusionado ―comentó Sam.

―No sé por qué se lo dejaste a Tony, si tú y Dodger eran inseparables ―dijo Bucky.

―No quería que Tony se quedara solo ―respondió Steve encogiéndose de hombros y giró de nuevo el celular hacia sí para contestar. ―Además, esa siempre ha sido la casa de Dodger.

―Seguramente, él te seguiría a donde fueras ―apuntó Bucky.

―Vamos, James, parece que te duele más a ti que Tony tenga la custodia ―se burló Nat.

―Es que... lo que se ve no se juzga.

Hubo otro estallido breve de risas. Steve envió un breve mensaje, asegurando que iría por él y guardó el celular en el bolsillo de su pantalón. No dijo nada más, apuró su comida y tras una breve sobremesa, se despidió de sus amigos.

Como no estaba lejos de su antiguo departamento y tampoco se había mudado lejos del mismo, se fue caminado. Aún era relativamente temprano, pensó que llevaría a Dodger a pasear en el parque que quedaba justo frente a su nuevo departamento, estaba seguro que le gustaría.

Tony miró a Dodger que estaba echado frente a la puerta con su mochila y su gorra, parecía abatido y no pudo evitar sonreír.

―De verdad lo extrañas, ¿eh? ―le dijo y Dodger solo levantó ligeramente las orejas, dándole a entender que lo había escuchado. ― Supongo que no eres el único ―dijo y suspiró, por respuesta, Dodger también suspiró.

Tony agradecía la presencia de Dodger, realmente su departamento no era el mismo. Es decir, las paredes y la decoración seguían igual. Todos los utensilios de cocina seguían en su lugar, todos los vasos y platos en la alacena, su habitación seguía igual, seguía poniendo las mismas colchas y cortinas. Pero no era el mismo lugar. Faltaban algunas pequeñas cosas por ahí. Una escultura en el librero, un par de marcos de fotografías en la sala, un caballete en el estudio, manchas de pintura donde no debía haber. En los estantes de la cocina faltaba la avena; en el refrigerador, la enorme cantidad de verduras y las frutas sobre la mesa. Y en su habitación, tenía espacio de más en el armario. Era el mismo lugar, pero, al mismo tiempo, no lo era. No lo imaginó cuando se separó de Steve, pero la verdad era que había un vacío que, aunque llenara con sus cosas, seguiría vacío. Así que agradecía que una parte de Steve se hubiera quedado con él. Pero no era algo que pudiera decir.

Stony Series Vol. 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora