Marcy Wu era una prodigio con la música pero una que estaba enfrentando el pánico escénico. Sasha Waybright es una adolescente mimada, linda y con gran fama que acaba de mudarse a una pequeña ciudad.
El camino de ambas va a coincidir cuando Sasha e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Menuda suerte la de Marcy cuando terminó caminando a la par de la rubia que destestaba tanto.
De alguna manera Sasha se las arregló para convencer a Marcy de ir juntas hasta la parada del bus. De hecho Sasha no iría a la parada del bus si ella no accedía, solo se subiría en un auto de lujo cómoda viendo noticias sobre ella.
La taiwanesa debía reconocer la gran habilidad de persuasión que tenía Sasha.
En medio camino hicieron una parada en un supermercado, el viaje se sentía tan eterno y recordar que era más probable estar cerca de un supermercado que de una parada lo volvía peor.
Marcy era fan de los productos que habían en las maquinas expendedoras, sus ojos se fijaron en una soda de uva.
Mientras tanto Sasha entró al lugar para comprar unas papas fritas.
No demoró tanto, su objetivo era ese y no tomaría otra desviación, cuando salió vio a Marcy en cuclillas viendo detenidamente la máquina.
“¿Pasa algo?” abrió el empaque de papas fritas con cuidado.
Marcy suspiró cansada “Esta cosa se ha robado mi dinero, sigo esperando mi soda.” dijo decepcionada.
“Podria darte dinero.” comentó la Alemana.
La azabache le miró estando dudosa, esa acción sonaba bastante normal para alguien como Sasha.
“Pero no es mi estilo..” añadió “Ponte de pie y apartate un poco.”
“¿Harás algo fuera de la ley?” cuestionó la menor.
“Podria demandarlos por robo y ganar fácilmente, sin embargo es algo muy extremo” alegó descarada “Solo haz caso a lo que digo, si quieres sigue de cuclillas pero muévete un poco más.”
Marcy se hizo a un lado y solo pudo escuchar el fuerte impacto de un golpe a algo metálico. Sasha le había propinado una gran patada a la máquina.
Varios productos cayeron, parecía que la máquina no había sido mantenida desde años.
Marcy miró emocionada y sonrió en dirección a Sasha “¡Esto es genial!” exclamó con alegría.
La rubia quedó perpleja al ver la sonrisa, sus ojos bien abiertos y boquiabierta.
Aquella sonrisa había lanzado una bala de amor directamente a su corazón.
Marcy se dió cuenta de lo que había hecho, entró en pánico dejando las diversas cosas tiradas sobre el suelo mientras huía del lugar.
Sasha no hizo nada para detenerla o seguirle, solo quedó paralizada mucho más enamorada que el día anterior.
