Marcy Wu era una prodigio con la música pero una que estaba enfrentando el pánico escénico. Sasha Waybright es una adolescente mimada, linda y con gran fama que acaba de mudarse a una pequeña ciudad.
El camino de ambas va a coincidir cuando Sasha e...
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El infierno estaba a punto de terminar, iba a quitar las máscaras que por tanto tiempo habían permanecido en la misteriosa pero perfecta familia Wu. Ese estúpido apellido me agobiaba todo el tiempo, yo fui parte de ese grupo de personas egoístas, me preguntó cómo mi abuela soportó sus tratos.
Escucho a Sasha pegar la mesa con su dedo índice. Se ve tan estresada y comienzo a pensar que tal vez no fue buena idea meterla en mis problemas.
―Saash, cariño, ¿todo está bien?
―Oh si, solo me encuentro un poco nerviosa, no te preocupes― toma mi cara con ambas manos y me da un beso.
La observo levemente nerviosa, aún o me acostumbro a todo el afecto repentino.
―¿Qué fue eso?
Sonríe con esa característica sonrisa que me hace soñar despierta. ―Es solo una muestra de lo mucho que te amo. Además, el tren ya llegó a nuestro destino y necesito confort con tus besos.
Miro al piso y tomo su mano en el proceso ―Hagamos esto juntas.
Apenas había empezado nuestro viaje, todavía faltaba un par de viajes en auto para llegar a casa. Aún así, durante todo el camino nunca solté la mano de mi amada rubia.
―¿Qué es lo que dirás?
―Ah, no lo sé. No es un ensayo, solo necesito transmitir todo.
―Confío en ti.
―Cambiemos de tema, Sashy.
―¿Uh? ¿De qué quieres hablar?
―Tal vez...de nuestro...futuro.
Una risa nerviosa sale repentinamente a luz ―¿Qué... qué dices, linda?
―¿Tú no lo has pensado? La verdad es que siempre estás en mi cabeza.
―Si lo he pensado, es solo que...no pensé que podría venir de ti.
―Bueno, soy una persona inesperada. ― sonrío y tomo sus dos manos ―Tal vez podríamos tener una linda boda, un par de gatos y trabajar de lo que más queramos.
―¿Te quieres dedicar a la música?
―¡Sería genial ser parte de una orquesta!
―Podemos tener dos gatos pero si me prometes tener un perro, aunque sea pequeño.
―Lo que mi novia me pida.― suspiro ―siento un gran cambio en mi vida, con esto y un par de problemas más podré ser libre.
―Todo tú esfuerzo tendrá resultados, no te preocupes cariño.― me da un beso en la mejilla.
Nerviosa, volteo a ver por la ventana algún paisaje que me haga sentir más tranquila. Comienzo a reconocer las calles por dónde pasamos alguna vez mis padres y yo, donde varios de mis recuerdos comienzan a tornarse más y más oscuros. Siento como si mis cicatrices arden a medida que más me acerco a la casa que alberga gran parte de mi vida.
Siento que toman mi mano con más fuerza y ahora veo a alguien a mi lado, ella es quien sana aquellas heridas con amor puro.
Salimos del auto, cierro la puerta aún asustada. Nos dirigimos a la puerta y nos paramos justo frente a ella.
―¿Estás lista, mars?
Observo con incertidumbre la casa ―Eso creo, pero no es tiempo de echarse atrás.― Toco la puerta aún insegura.
El silencio más desesperante que jamás había escuchado hasta que se logran oír los tacones impactar contra el mosaico.
Alguien abre la puerta desesperadamente ―¡MARCY, HIJA! ¡ESTÁS...―
