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El teatro es muy grande, las audiciones me ponen de los nervios

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El teatro es muy grande, las audiciones me ponen de los nervios. Mamá está aquí, no tengo de que preocuparme ¿Verdad? Además es una de las cosas que quería mi abuela para mí, aunque no esté aquí estoy segura que me está viendo desde donde sea que esté y ella ríe felizmente mientras aplaude, como siempre lo hacía. Tengo el violín, dónde su alma permanece y me acompaña a dónde sea que voy.

Subo al escenario, estoy tan nerviosa que siento el corazón hasta mi garganta, me está sofocando. No dejo que esos pensamientos malos inunden mi cabeza respiro unas cuantas veces, me aseguro que las cuerdas estén bien y comienzo.

Un garrafal error arruina mi primer nota.

Mi mano resbala torpemente y el miedo recorre mi cuerpo, cierro mis ojos para ignorar los murmullos. Muevo con agilidad la mano y logro recomponer el error sin que se note demasiado.

¡Todo ha salido bien! La gente aplaude maravillada después de mi presentación y ahora mi pecho salta de alegría. Dirijo mi mirada hacia el asiento de mamá, ella está enojada, me podría matar con esa mirada, ahora los aplausos se han hecho escandalosos y están perturbando mi cabeza.

Hago una reverencia para huir del lugar y callar a todos esos tipos, estaré enfrentando a algo más escandaloso, no importa, me las arreglaré.

Mamá está en total silencio mientras vamos caminando en dirección al auto, mis ojos se desvían a una heladería con descuento “Q-quiero un helado de menta con chispas de chocolate” digo tímidamente esperando la reacción de mamá. “De acuerdo” responde de inmediato en un tono neutro. ¡Eso me pone los pelos de punta! No quiero fiarme del todo. Podría jurar que hace unos minutos ella portaba con la furia de un dragón.

El camino a casa fue silencioso.

Llego a casa y se siente una vibra extraña, lo tomaré normal, es así como se siente desde que mi abuela falleció.

La puerta se cerró con agresividad, tardo en reaccionar y cuando volteo mamá ya se había abalanzado contra mí. Presiona con gran fuerza mi oreja, la jala tan agresivamente que puedo sentir como si estuviera a punto de arrancarla, duele.

Intento quitar su mano de mi oreja, ella solo me da unos manotazos, sigo haciéndolo y ahora clava sus uñas en ellas. “Nada de manos, Regina.” amenaza con aquella voz que hace mi cuerpo estremecer del miedo.

Regina ¡por eso odio tanto mi nombre! Es molesto que solo me llamen así cuando están molestos conmigo, en realidad me gustaba el nombre.

Debo limitarme a gimotear, no puedo llorar, ni hablar o eso se pondría peor, y si se acaba rápido, sería mejor.

La melodía de tu corazón - Sasharcy Fanfiction Donde viven las historias. Descúbrelo ahora