La herida mirada de Damon. La sonrisa de Justine. La mano de Jane. Antes de abandonar la fiesta me tomé una cerveza, como para darme valor. Una sensación electrizante que ya conocía me recorrió el espinazo y el corazón me vibró debido a los nervios. ¿Qué iba a suceder? Subimos a un taxi y mi mirada cayó sobre el vacío. La mano de Jane me resultó extremadamente cálida y comencé a sudar. Esperaba que me soltara por la sensación de humedad, pero no lo hizo. Me intimidó más. Ya nos habíamos besado, ya habíamos conversado, ya habíamos comido la cena, ya habíamos tomado un trago juntos y hasta conocimos a nuestros amigos, ¿qué más faltaba? De repente saqué valor de quién sabe dónde y me abalancé a besarla. Se me cayeron los lentes y Jane me metió las manos bajo la chaqueta. También la espalda me sudaba. Estaba convirtiéndome en sopa, no, me derretía como un helado.
El apartamento estaba a oscuras, me golpeé la rodilla derecha contra un mueble, luego caí junto a Jane sobre el sofá. Sexo. Eso fue lo que sucedió. No me pareció tan especial, fue un acto totalmente mecánico. Sorprendentemente, Damon no estuvo en mis pensamientos, pero me di cuenta de que aquello no era lo mío. Llegué a la conclusión de que no estaba hecho para el cuerpo femenino. Aunque el sexo con Jane fue algo completamente irrelevante en mi vida, seguí queriéndola. Ella era un nuevo amanecer, la compañera con la que quería adentrarme a la nueva década. Así que encendí un cigarrillo y sonreí porque no me quedaba nada más por procesar. Todo estaría bien.
«Todo estará bien» susurraron en el interior de mi cabeza.
Los días siguientes fueron maravillosos. Todo era novedad. El sol se volvió tres veces más brillante, la gente a mi alrededor parecía tres veces más feliz y la aparición de una sonrisa se volvió en una constante en mi rostro. Oh, Jane. Era maravillosa, era quien me elevaba del mundo terrenal y me hacía disfrutar. No había rastros del viejo dolor. Los ochentas se volvieron archivo muerto. Todo era novedad, todo era feliz, todo era precioso. Todo lo hecho y por haber era emocionante, hasta leer el periódico en la mañana. Cuando despertaba pensaba en la sonrisa de Jane, cuando dormía también. Qué bello era todo, qué bello era estar enamorado. La cabeza de Jane flotaba entre la niebla cerebral. Nunca había sido tan feliz... Pero todo lo nuevo termina envejeciendo y perdiendo su encanto, ¿no es así? Como comprar un par de zapatos y usarlos hasta que te hartas de cuidarlos y limpiarlos y dejas que se destruyan. Los primeros seis meses de nuestra relación transcurrieron rebosantes de felicidad, pero después todo comenzó a volverse gris. Sus amigos se habían vuelto mis amigos y viceversa. No había espacio, nos habíamos amalgamado. Fiestas, cenas, conciertos... todo era juntos. Jane siempre procuraba invitar a Justine y por sentido común, yo debía siempre procurar a Damon. No fue difícil al principio, me convencí de que nuestro amor sólo era fraternal. Así que los cuatro andábamos por todos lados juntos.
Una noche de copas, Damon y yo nos quedamos a solas en la mesa. No es como que nunca tuviéramos momentos de soledad desde que conocí a Jane, pero estos momentos de pareja estaban cargados de tensión. Prendió un cigarro y luego me ofreció uno, yo acepté. Hubo una sonrisita de su parte. Tenía los ojos rojos, parecía cansado. En el silencio del comedor escuché el leve zapateado. Miré por debajo de la mesa y vi que movía una pierna.
– ¿Estás contento, Grah? – preguntó.
– Más que nunca – respondí.
Mi respuesta fue como una maldición porque comenzaron los problemas. Yo nunca llegué a llevarme bien con Justine, simplemente ella me resultaba el ser menos interesante del universo. El simple aroma de su perfume me resultaba como un repelente. Jane se percató de esto e inició con los reproches. Luego mi itinerario comenzó a llenarse y después el de ella, pasamos de vernos todos los días a una vez por semana. Jamás me quejé, me alegraba que ella tuviera sus proyectos y se ocupara en su carrera. Sin embargo, su nombre y su sonrisa comenzaron a perder valor. Ya no despertaba pensando en Jane. Jane Oliver se estaba transformando en un ser intrascendente.
El segundo incidente que masacró nuestra relación surgió en la sala de estar del apartamento que compartían Justine y Damon. Sentado en el sofá, mientras Jane y la novia de Damon salieron a comprar algo, mi amigo y yo nos quedamos nuevamente solos con esa tensión que podía cortarse hasta con un cuchillo.
– ¿Cómo te la pasas con Jane, Grah? – preguntó Damon.
– Muy bien, ¿y tú con Justine?
– No me quejo.
Esa noche no pude dormir. Nuestro primer aniversario con mi novia estaba a unos días de perpetuarse, pero ella ya no me interesaba. La diversión se había ido a la basura, ya no era alguien con quien quisiera pasar el rato.
En una fiesta conocí a un sujeto que me resultaba jodidamente genial. Era artista y contaba chistes muy buenos, también fumaba muchísimo; su nombre era Jamie Hewlett. Podría decirse que tomó el lugar de Jane. Lo invitaba a todos lados, nos reíamos mucho y nos gustaba hablar sobre nuestras ideas artísticas, sin embargo pareció arruinar la perfecta dinámica de nuestro cuarteto. Damon lo detestaba por eso, a Justine le daba igual y a Jane le parecía divertido, pero nada más. Y entonces sucedió el tercer percance: en la casa de Jamie tuve la necesidad de ir al baño. Hice el típico recorrido de escaleras arriba y vuelta a la izquierda. Terminé de orinar, me lavé las manos, me miré en el espejo y al abrir la puerta me encontré frente a frente con Damon. Nos miramos en silencio. Apena iba a preguntarle si quería usar el baño cuando se inclinó a besarme. Fue una muestra desesperada de cariño. Hubo un portazo. Chocamos contra las paredes del diminuto cuarto y dimos vueltas mientras, básicamente, nos comíamos las bocas. Damon gemía casi con desesperación. Me había arrancado la chaqueta y me había revuelto el cabello. Me saqué las gafas y nos separamos para tomar aire. No hubo palabras. Me puse la chamarra y cerré la puerta a mis espaldas, él se quedó a usar el baño. Bajé completamente atónito. Ni Jane ni Jamie se percataron de mi agitada presencia, pero Justine me miró como un gato. Su sonrisa se volvió inexistente aquella velada.
Pero no fue mi beso intenso con Damon lo que destruyó mi relación con Jane. Fue su infidelidad.
– ¿Te estás acostando con mi amigo? – caí sobre el sillón, traicionado.
– Creo que estamos enamorados, Graham – dijo, con un cigarrillo en la boca –. Jamie y yo acordamos en decirte lo antes posible para contrarrestar el daño.
– Hablas como si yo fuera una cosa y no un ser humano – murmuré –. ¿Cuándo pasó?
Sentí la nube de humo aproximarse a mí. Me ardieron los ojos por el tabaco, no por el engaño. Actuar ofendido era lo único que me quedaba.
– Esa misma primer noche cuando él nos invitó a cenar en su casa, cuando ya no había nadie en la cocina y le estaba ayudando a lavar los trastes... Nos besamos, entre otras cosas.
Era la misma noche que Damon y yo nos habíamos besado en el baño.
– ¿Entre otras cosas? – fruncí el ceño –. Dios mío y yo como un idiota al otro lado de la habitación.
Qué desgraciado era, yo le había sido infiel primero. Horas antes.
– Lo masturbé, ¿está bien?
– No, no lo está – al menos mi infidelidad sólo estaba reducida a un beso. Yo no era tan malo, después de todo.
– Entonces... ¿quieres que sigamos siendo amigos?
– No lo sé... – me sostuve la cabeza.
– Tienes que darme una respuesta, Grah – se puso a un lado mío, sus rodillas chocaron con las mías –. Necesito que saques tus cosas de mi apartamento, deberías regresar a tu casa.
Y me quedé fuera, como el juguete viejo. Conservaba algo de falsa dignidad, quizá Brett Anderson pudo haberse sentido tan siquiera un poco orgulloso, pero la misma noche que terminé con Jane, decidí alzar el teléfono y llamar al sujeto que más repugnante había hecho mi vida.
– ¿Damon?
– ¿Graham?
– Estoy muy triste, creo que necesito consuelo tuyo.
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𝐃𝐨 𝐈 𝐌𝐚𝐤𝐞 𝐘𝐨𝐮 𝐅𝐞𝐞𝐥 𝐒𝐡𝐲? [𝐆𝐑𝐀𝐌𝐎𝐍]
FanfictionUna historia más donde Graham Coxon y Damon Albarn forjan una especial amistad. Muchísimas gracias a @Dublinesa90 por el compilado de datos sobre Graham, sin ella jamás hubiera podido escribir este fic porque soy una caga' para buscar información.