Seline Kozlov tiene dieciocho años y es catalogada como la mejor espía en el nivel mas alto de la Elite dentro de la agencia especial para espias encubiertos, mejor conocida como la Citadel.
Pero todo cambia a la llegada de la Familia Rostova, mas p...
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SELINE
Frote mis dedos en mi frente, no había podido dormir casi nada, desperté gritando a mitad de la noche y desde entonces me quede despierta, el mismo sueño se repetía una y otra vez en mi cabeza. Bueno no es un sueño, si no un recuerdo. Uno que desearía nunca haber vivido, pero ya era tarde para lamentaciones, ese dia hace once años me había cambiado lo que conocía como mi mundo, mama había muerto y muchas cosas me arrebataron con ella.
"Tu tienes mas poder y valia que ninguna otra persona que conozcas en el futuro, mi dulce niña de ojos de lobo, por favor nunca me olvides.." había dicho, cada palabra de nuestra ultima conversación era como una flor blanca con espinas, hermosa pero dolorosa al mismo tiempo. Yo había comenzado a olvidar el sonido de su voz desde hace tres años y me odiaba por ello, por que sabia que llegaria el dia en que mi mente la olvidaría por completo.
Cerré los ojos trayendo de regreso su imagen a mi mente, cabello dorado como el amanecer, piel pálida pero no demasiado, pómulos ligeramente rosados acompañados de una hermosa sonrisa que te hace sonreir aunque no lo planees. Pero sus ojos, esos eran perfectos y a los cuales me aferraba cada día al espejo ante mi, por que eran los mismos ojos grises que nos acompañaban a ambas, aunque ahora solo a mi, pero se que aunque ella se haya ido, su imagen vive dentro de mi y esa es la sensación mas reconfortante y orgullosa que siempre llevare.
Suspire abriendo lentamente los ojos, gire mi muñeca para ver mi reloj he hice una mueca por tal lamentable molestia, acomode unos papeles en mi mano izquierda para tener libre la derecha, salí de mi auto con un tangible suspiro y me encamine hacia las escaleras de la entrada de la Citadel, aun no entraría, había que esperar al par que vendrán pronto.
Siete y cuarenta de la mañana y los supuestos hermanos Rostova no se dignaban en llegar, tenían que haber llegado desde hace cuarenta minutos y no dejarme plantada como idiota, había caminado para estirar las piernas, ido por un café y hasta me habia quedado platicando con Sebas en la entrada por veinte minutos. Eso claramente no hablaba bien de ellos y mas cuando existe este tipo de trabajo, estaba demasiado cansada como para seguir aquí parada como tonta esperándolos, pero cuando estaba por tomar la decisión de irme o esperar un poco mas en la banqueta de la entrada se detuvo una limosina.
Una jodida limosina.
Lo siguiente fue un poco confuso pero interesante a la ves, el chofer abrió la puerta y dos hombres que fácil me sacaban casi dos cabezas de altura, bajaron.
Mi mirada fue capturada al que reía como si su vida se fuera en ello, era un poco mas bajo que el otro, tenia el cabello un poco largo pero bien peinado, además de ser rubio, sus ojos de un azul agua y a mi parecer un poco bronceado pero demasiado guapo, desprendía ese atractivo que te hace girar por inercia al verlo por la calle y seguirlo con la mirada hasta que desaparece de tu campo de visión. Eso, en mi opinión es peligroso. Seguí mi recorrido hacia el otro chico y todo cambio, en definitiva eran polos opuestos pero parecidos a la vez, ¿Eso tenia sentido?, pero ellos eran los hermanos Rostova, estaba claro.
