| ¿QUE QUIEREN QUE HAGA QUE? |

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DOMINICK

Habían pasado alrededor de dos meses desde el accidente de los Kozlov, visite a Seline una sola ves en el mes que estuvo en coma, planeaba ir mas veces pero la visita de Stefan a mi casa hizo que la idea de solo pensarlo fuera un total disgusto.

Ellos tres hablaron conmigoy desde ese dia siento que mi vida estaba sufriendo un colapso.


Ellos tres hablaron conmigoy desde ese dia siento que mi vida estaba sufriendo un colapso

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Un mes atrás.


-¡Dom, baja!—. Escuche la voz de mi padre.

¿Qué demonios querían ahora?, tenia un operativo dentro de tres días y no estaba para mas platicas sin sentido y con verdades a medias.

Baje las escaleras y para mi sorpresa en la mesa del comedor se encontraban mis padres y Stefan Kozlov, que aun lucia magullado y algo incomodo con ese cabestrillo para brazo.

-Siéntate.—Ordeno mi padre.

Conocía a mi madre y esa cara melancólica solo significaban malas noticias, mis ojos no se despegaron de ella en cualquier momento y ella al sentir la fuerza de mi mirada decidió desviar sus ojos de los míos, sea lo que sea estaba de la mierda.

Me limite a no decir nada hasta que ellos hablaran o bueno a que alguien al menos lo intentara.

-Stefan tiene que contarte algo.—Se aclaro la garganta mi madre.

Mis ojos se giraron hacia el, paso la mano por su cabello azabache antes de juntar sus manos sobre la mesa y pegar ese fuerte color verde esmeralda de sus ojos, cada palabra que salía de su boca era mas desconcertante que la anterior, los hechos, las conexiones, la vida de la madre de Seline.

-¿Una Soloviev?, ¿la mamá de Seline?—Logre formular.

-Cállate y escucha.— Sentencio mi padre.

Yo solo arrugue las cejas y me limite a seguir escuchando.

Conforme la historia avanzaba las cosas tenían mas sentido y era una historia bastante mala, así que aproveche un momento de silencio para volver a hablar con la seguridad que me valía mierda si después mi padre tratara de asesinarme con la mirada.

-¿Y por que me cuentan esta...—Trataba de encontrar la palabra menos insensible.—loca historia que claramente no tiene nada que ver conmigo?

No respondieron, en su lugar vino la parte que hizo que la historia dejara de ser interesante y comenzar volverse en verdad una mierda. Mas bien me hizo odiarla y haber deseado jamás escucharla.

-¿Qué quieren que haga que?—Pegue las manos a la mesa haciendo un gran estruendo.—¡¿Qué mierda les pasa?!.

Papa interfirió.

-Harás lo acordado y punto, se lo debemos a Alessia.—Aclaro, con la orden tan seria que me senti en pleno operativo.

-Tal vez tu, pero yo no le debo nada a nadie.

Linaje de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora