Seline Kozlov tiene dieciocho años y es catalogada como la mejor espía en el nivel mas alto de la Elite dentro de la agencia especial para espias encubiertos, mejor conocida como la Citadel.
Pero todo cambia a la llegada de la Familia Rostova, mas p...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
SELINE
El olor del chocolate derritiéndose, el sabor dulce y cremoso que se queda en la boca después de comer un pastel.
-Line, Line, vamos acércate y ayúdame a decorar el pastel de Papá.
La dulce niña de pelo tal cual carbón, ojos de ángel y piel de nieve, comenzó a correr hacia su madre con una sonrisa en la cara.
Las risas y alegría llegaron al ambiente, todo pasaba como un perfecto cuento de hadas.Pero la noche llego como una calada de aire, la cena y el pastel listos.
Solo faltaba el cumpleañero que poco despues no tardo en unirse, los tres integrantes de esa peculiar familia estaban sentados a la mesa cantando y celebrando un cumpleaños que por mucho seria el ultimo y mas feliz como tres miembros de aquella familia.
Sin saber lo que los vigilaba y que pronto seria el causante de tal separación y un destino marcado de por vida...
••●••
Comencé a abrir mis ojos lentamente, se sentían tan pesados que apenas lograba mantener la vista en una dirección. Ay mi cabeza.
¿Qué mierda paso?, ¿Dónde estoy?.
Las preguntas y emociones se sentían tan rápidas y me aturdían como una secuencia de dolor. Empecé a escuchar un sonido ensordecedor que me arranco un quejido.
¡Joder, que alguien lo detenga!.
Comencé a agitarme cada ves mas, era el peor sonido que había escuchado en mi vida y solo hasta que trate de tomar una bocanada de aire me di cuenta que tenia un respirador, entonces abrí mis ojos a regañadientes por la luz tan clara que me golpeo como un flash, ambas manos con intravenosas, la pierna alzada con un yeso, mis brazos cubiertos de moretones y el dolor de cabeza no cesaba.
Estaba comenzando a caer en la desesperación, la ansiedad comenzaba a acumularse en mi cuerpo sin precedentes, me baje el respirador en un intento de control.
Pero justo en ese momento llegaron corriendo dos enfermeras y un doctor, me estabilizaron y volvieron a poner el respirador, anotando cosas en una libreta, nadie decía nada y yo sentía que estaba muriendo en vida, la desesperación y impotencia por saber que pasaba era lo único que mi mente lograba procesar como real.
-No vuelvas a bajarlo, mas tarde regresaremos cuando estes menos sedada.—Ordeno el doctor.
Las enfermeras anotaban cosas en sus libretas, ninguno volvió a decir nada y yo sentía que estaba muriendo en vida, la desesperación y impotencia por saber que pasaba era lo único que mi mente lograba procesar.
