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"¿Eso que estoy escuchando es una escena de celos, Ferrari?."

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28 de Octubre de 2020.
Portifino, Italia.

En estos días Stella y Toto han sabido llevarse bien, su relación como "amigos" está funcionando, por el momento no ha habido ningún tipo de discusión algo que les resulta muy sorprendente a los demás. En las tardes ambos se sientan un rato a platicar y así poder conocerse mejor, en cambio por las noches ambos tienen demasiado sexo.
Sin duda Wolff y Ferrari siempre están calientes y al tenerse los ayuda a saciar esa calentura y sobre todo a reforzar la amistad. Pero eso no iba a durar, ambos tienen un carácter demasiado fuerte y tarde o temprano iban a chocar.

Era su último día en Portifino, deberían salir el día de mañana muy temprano ya que Toto necesita estar antes de las 12 y la distancia de Portifino a Imola son de cuatro horas en camioneta.

En estos momentos son las 11 de la noche y los chicos habían decidido ir a un club nocturno, en dónde sólo pocas personas podían entrar. A Jack lo dejaron en casa durmiendo bajo el cuidado de Lorenzo, no sin antes Toto perdirle todos sus datos y hasta la dirección de dónde vive.

Los hermanos Ferrari, las mujeres Sttodart y Rinaldi se encontraban viendo a Toto Wolff que estaba muy sonriente mientras hablaba con una mujer. Stella lo miraba fijamente, sentía su estómago revuelto, pero según ella era por causa del alcohol o algo que comió y le hizo daño.

-Estas celosa.- volteó a ver a Dante.- Y no estoy preguntando, lo estoy afirmando.

-No lo estoy Dante, no tengo porque ponerme celosa cuándo él y yo sólo tenemos sexo.- los tres se miraron entre sí, sabían que Stella no iba admitir tan fácil sus sentimientos.

-Puede que sólo sea sexo, pero él te quiere poner celosa.- Stella volteó a ver a su cuñada.- Por eso está hablando con esa mujer, lo conozco y sé sus tácticas.

-Pues no va a conseguir ponerme celosa.- cuando volteó a ver al austríaco, sus miradas de encontraron. Él para molestarla se acercó más a la mujer para susurrarle en el oído.- Si quiere jugar, vamos a jugar.- sonrió.

-¿Qué quieres decir?.- preguntó Fiorella mientras bebía de su copa. Stella sonrió en grande y le guiñó el ojo pasa después comer la aceituna que tenía su martini.- Esa sonrisa me da miedo, te juro que esa sonrisa significa peligro.

-¿Vas a devolverle la jugada?.- la italiana asintió.- ¿Pero con quién?, aquí no hay alguien a la altura de Toto y créeme será dificil que lo consigas.- habló Susan.

-No será hoy, porque tienes razón no hay nadie a su altura. Pero sé de alguien que sí y si le digo que me ayude no dudará en hacerlo.- volteó a ver a su hermano y mejor amiga, ellos al saber de quién se trataba rápidamente negaron.

𝐖𝐨𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora