"People can be lovers and enemies at the same time, Toto y Stella know".
No era un secreto en el Paddock el que Stella Ferrari y Toto Wolff no se soportaran el uno al otro.
Y tampoco era mucha sorpresa para muchos el ver como dos personas que no se...
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8 de Septiembre de 2022. Capri, Italia.
Stella se encontraba en su habitación durmiendo abrazada de su pareja, son las 10 de la mañana. Ya se escuchaba la hermosa melodía que emitían los pajaros al cantar además se escuchaba una leve tonada de música italiana a lo lejos, en señal de qué había personas en el muelle dispuestos a partir y tener un día en yate a causa del hermoso soleado y caluroso día que habría hoy en Capri.
La italiana se acurrucó mucho más en su pareja cuándo sintió que la dejaba de abrazar, no eran de despertar tan tarde, su hora siempre era de 7 a 8 ya qué a esa hora su hijo despertaba pero hoy decidieron dormir un poco más para recuperar las horas de sueño robadas los días anteriores, todo estaba en paz hasta qué la puerta de abrió abruptamente asustando a ambos.
-¡Stella!.- Arthur Leclerc entró a la habitación lloriqueando mientras en sus brazos traía al hijo de Stella, el pequeño de 8 meses estaba riendo en brazos del monegasco.
-¿Qué pasó?.- talló sus ojos y se sentó en la cama, su pareja hizo lo mismo. Ambos se notaban preocupados por la forma en la qué Arthur entró.- ¿Todo bien.
-¿Les pasó algo?.- la pareja de Stella cargó al niño cuándo este extendió sus manitas.- Hola gordito.- besó sus mejillas.
-¿Arthur?.
-¡Tu pequeño demonio me orinó la camisa cuándo lo estaba cambiando!.- señaló su ropa y efectivamente estaba todo mojado.
El hombre al lado de la italiana mordió su labio para evitar reírse mientras que la italiana reía abiertamente sin importarle la cara de indignación que el monegasco tenía.
-¡No se rían y regañen a su hijo!.
-Es un nene, no lo va a entender....pero si esto te hará feliz, lo haré.- Stell volteó a ver a su pequeño.
»Jules mi amor, para la otra no orines a Arthur ¿sí?.- el pequeño Jules al ver a su madre apuntarlo soltó una risa. Eso hizo reír a sus padres.
Arthur que intentaba hacerse el enojado, también rió al ver al pequeño reír por cosas insignificantes.
-Ahora dale un besito a Arthur.- el hombre se levantó de la cama para asi acercar al bebé en sus brazos al monegasco, Jules hizo lo que su padre le indicó así que dejó un beso lleno de baba en la mejilla del monegasco.
-Que hermoso beso Juju.- Arthur besó la mejilla regordeta del niño.- El desayuno estará listo como en media hora, Fio se está encargando de hacerlo.
-Nos avisas.- Stell sonrió.- Gracias piccolo.
Arthur salió de la habitación no sin antes dejar un beso en la mejilla de la italiana.
