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"Jack, él es mi bebé grande y tú eres mi bebé pequeño, te voy a prestar siempre más atención a ti."

"

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6de Abril de 2021.
Viena, Austria.

Son las 7 de la mañana y un pequeño niño de apellido Wolff iba entrando a la habitación de sus padres, el pequeño soltaba pequeños sollozos a causa de la pesadilla que había tenido minutos atrás.

Él mientras colocaba sus manitas en su boca para no causar molestia a su padre, se acercó a su madre Stella dispuesto a hablarle. Quería un abrazo de su mamá Susie pero cómo ella no estaba cerca de él, esperaba que la italiana pudiera hacerlo ya que también la considera su madre.

-Mami.- sollozó.- Mami Stell.- la movió levemente haciéndo que la italiana se tallara los ojos despertando.

-¿Jack?.- dijo adormilada, él asintió y sin más se aventó a ella.- ¿Qué pasó piccolo?.- preguntó cuándo lo escuchó sollozar.

Ella al tener al pequeño en una posición incomoda, lo cargó para colocarlo arriba de ella y poder abrazarlo. Jack escondió su rostro en el arco del cuello de Ferrari.

»¿Qué tienes mi vida?.- susurró mientras acariciaba su cabello.

-Pesadilla.

-¿Quieres hablarlo?.- ella lo sintió asentir.- cuéntame lo que soñaste.

-Soñé que mi papi Dante se moría.- dijo entre sollozos.- yo no quiero que papi Dante se muera.- hipeó.

Stella al escucharlo se tensó y sintió un dolor muy grande dentro de ella de tan sólo imaginarse el perder a otro hermano. Fuera Dante o fuera Fiorella, si Stella llegara a perder a uno de ellos no lo soportaria, ya mucho tuvo con el dolor que le causo el fallecimiento de su hermano menor Jules.

-Jack cielo, Dante está bien.- intentó brindarle seguridad.- Hablamos con él antes de dormir, pero si quieres más tarde hablamos con él para que te quedes tranquilo ¿sí?.

-Si mami.- Stella sonrió al escucharlo.

-¿Quieres dormir otro rato?.

-No...yo ya no tengo sueño.- Stella soltó un pequeño suspiro. Ella aún se sentía cansada.

-¿Qué quieres que hagamos?.

-¿Podemos ver una película en la sala?.- Stella sonrió y asintió.

-Si eso quieres, eso vamos hacer.- Jack se separó de su segunda madre y bajó de la cama no sin antes darle un besito en la nariz.

-¿También podemos pedir de desayunar?. Es que ya tengo hambre, mi pancita me gruñe.- Stella sonrió con ternura al verlo hacer un puchero mientras se masajeaba su vientre.

𝐖𝐨𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora