59. Asalto

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Dionisio:

El sonido de un calibre 22 me hace abrir los ojos de par en par, muevo las manos descubriendo que hay un perfecto nudo con un alambre cortándome la circulación.

—No hagas esfuerzos inútiles. —Reconozco la voz de Naomi Damar, la misma persona que tiene el arma que me despertó.

Los dos hombres que la acompañaban en cada uno de nuestros encuentros permanecen a cada lado de ella, desconozco quien conduce, así como desconozco el nombre de ellos dos, ya que Naomi siempre ha sido reservada desde que me uní a ella.

—Haz estado parte del viaje durmiendo. —Me dice con una sonrisa. —Ya vamos a llegar.

Intento moverme hacia la ventana y me quejo del dolor.

—Lo advertí, Dionisio.

La cabeza me estalla, mientras recuerdo el golpe.

—¿A dónde vamos?

Ella sonríe, emocionada. —Es un buen día para hacer historia.

El pulso se me acelera.

—¿Acaso esperabas que actuara el mismo día?

—El lugar está custodiado...—Logro decir. —Es un error muy grande de tu parte si mueves tus cartas.

—Quería confiar en ti, Dionisio. —Espeta mirándome. —¿De verdad crees que necesitaba tu ayuda para encontrar este lugar? Solo confirme lo que necesitaba.

—¿Y jugar a amenazarme porque ha sido? ¿Otro retorcido juego con que divertirte?

—Porque nada duele más que una traición. —Me responde con la misma actitud fría. —Porque no solo quiero que sufra por la muerte de Savanna, quiero que Eros y mis niños se retuerzan de dolor por tu traición, quiero que vean que esto lo provocaste tú, que la razón por la que todo termino como terminara esta noche, no es más que Rahul.

Trago en silencio y ella deja caer los hombros.

—Me dijiste la verdad, valorare eso y por esa razón no tocare a tu familia, tampoco a tu linda esposa. —Vuelve a sonreir.

Golpean la puerta y segundos después cabo en cuenta que el coche se ha detenido.

—Mi señora, tal vez deba. —Habla el tipo del sombre chato de copa.

—No. —Naomi le interrumpe con los ojos sobre mí. —Voy a disparar yo, le dare el tiro final a Savanna Cook y al asqueroso fenómeno que lleva en el vientre, quiero ver su rostro trasformado cuando vea que la reina ha venido por ella.

Mis ojos no ven lo que hay afuera, pero hay más de un coche, lo sé al oír como se golpean las puertas al cerrarse, los pasos llenan el lugar y uno de los dos hombres abre la puerta trasera de la furgoneta en la que nos encontramos.

—Tráiganlo. —Ordena ella.

El tipo del sombrero me coge del hombro obligándome a poner de pie y quita el alambre de mis manos, Naomi observando en todo momento.

—¿No pensaste que haría esto sola? No hagas ni un solo intento absurdo, no perdamos el tiempo.

Hay por lo menos una docena de tipos rodeando el lugar, el hombre del sombrero da la orden y se acercan a la casa, el ruido de disparos da inicio y el corazón me late mientras observo las luces que reflejan algunas de las armas.

—Maravilloso. —Pronuncia Naomi simulando respirar el aroma del lugar.

El lugar que protegía a Eros es una estructura moderna de dos pisos, una "cabaña" lujosa en medio del bosque, rodeada por una cerca de mármol y con alambres de púa o una cerca eléctrica alrededor del techo, no logro diferenciar con claridad y de ser lo segundo, claro que ellos lo han desconectado.

Greek Gods : El Secreto de DionisioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora