Greek Gods : El Secreto de Dionisio

15. Disculpa

Dionisio:

—¿Rahul? . —Pregunta mi hermana llena de confusión. —¿Qué estás haciendo aquí?

Le doy una mirada a Jade. Mis ojos recorren el Sari que lleva puesto. Un color como el de su nombre, mezclado con unos colores verdosos más suave, sobre todo los que van en las orillas y también en el bordado.

No lleva ninguna joya en el cuerpo, aunque nunca le vi necesidad, aunque Naya y Anjali las usen, pero Maan se ve preciosa sin ella.

—Nos vamos a casa. —Le ordeno señalando a Anjali.

—Pero Rahul, apenas hemos empezado.—Me contesta, mi ceño se frunce.—Y es el primer atuendo que se prueba Jade ..¿Acaso no se ve bonita?

Ignoro la pregunta. Anjali siempre hace cada cosa que digo sin protestar y ahora después de conocer a Jade me confirma que pasar tiempo con ella ha cambiado la actitud de mi hermana.

Exactamente por esto no quería que se juntara con ella. Jade Sidwell no es como nosotros y desconoce por completo mis motivos para ocultarla. 

Mi secreto.

Sin embargo tampoco necesita saberlo, lo que Jade Sidwell necesita hacer es escucharme y hacerme caso a mi única exigencia. Mantenerse lejos de mi familia.

—Nos vamos a casa. —Repito señalándola y niego con la cabeza. —No me obligues a decírtelo de nuevo.

Regreso mis ojos a Jade y le doy una última mirada antes de salir del lugar.

—Esperare afuera.

(***)

—No puedo creer que me hicieras regresar. —Se queja mi hermana mientras salimos del centro.

Ella camina a mi lado y Jade Sidwell unos pasos atras.

—No puedo creer que me desobedecieras, Anjali.—Le respondo.

—No te hubiera desobedecido si no hubieras traído la talla incorrecta.

—Discúlpame por no saberlo.

—¿Cómo no vas a saberlo? Soy tu hermana.

Le doy una mirada rápida y subo los ojos a su cara.

—Has engordado. 

Ella me da una mirada furiosa. Detras de nosotros Jade aguanta la risa y al tener nuestras miradas, la cara se le enrojece por la verguenza.

—Lo siento.—Se diculpa.

E ignoro esa disculpa para mirar a la única persona que me importa aquí, mi hermana.

—Sabes que no puedes salir.

—No soy tu prisionera, Rahul y en lugar de mantenerme encerrada. Deberías dejar que te ayude.—Me suelta. Definitivamente Jade a ocasiona un quiebre entre mis hermanas y yo.

—Yo me encargo de eso, no necesito de ti.—Le aseguro.

—Traeríamos más dinero a casa los dos juntos.

—Anjali, dije que no. —Elevo mi voz, ella se queda callada.

Maldigo por dentro y hago parar un taxi. Le abro la puerta y me vuelvo hacia mi hermana.