LaisaEn los asientos traseros del lujoso coche, el hombre sentado a mi lado con claro reproche en su voz me dice:
- ¿No tiene nada que decirme?
-No- Finjo inocencia.
- ¿Es así? - Repone molesto- ¡Me he pasado las últimas semanas preocupado porque el señor Nicholas al ser un hombre de poco tacto podría lastimar de alguna manera a la señorita! Y resulta que ustedes...ustedes- No encuentra las palabras para continuar.
-Solo paso, han sido solo pocas veces- Le miento- Nada importante.
-Señorita...
- ¿Sí?
-Tenga cuidado- La repentina advertencia, aunque sé que lo dice porque se preocupa por mí me eriza los vellos del cuerpo y un escalofrió me recorre la nuca. - La señorita Laisa es una joven amigable, bondadosa y alegre... me entristecería que...
-Mendoza- Lo corto- Yo estoy verdaderamente bien, sé que lo mío con Nicholas es meramente carnal, jamás aspiraría a nada más con él, la dinastía de Callen sobre pasa mis capacidades por mucho... me involucrare lo menos posible, yo solo estoy viviendo el momento.
-No la estoy juzgando, mucho menos le exijo explicaciones, usted sabe lo que hace... es solo que...- Hace silencio buscando las palabras adecuadas- Siempre podrá contar conmigo, lo sabe ¿Verdad? - Sus palabras amables me calientan el corazón y no hago más que dedicarle una sincera sonrisa.
-Gracias por tus palabras Mendoza, lo tendré siempre en cuenta, ¿Puedes ponerme al día con el evento? - Le pido buscando llevar la conversación lejos de Nicholas y yo.
-El rey Ulrik me puso al tanto sobre el trato que hizo con usted ayer- Menciona- Le manifesté mi descontento argumentando que, aunque la señorita no tiene un empleo formal con la Dinastía se podría considerar desacato a la ley que siendo una Zhibá usted este en el evento, podríamos enfrentar problemas diplomáticos con los nobles de Terraria.
- ¿Pero?
-Como es costumbre de los hombres de esta dinastía se han pasado mi consejo por el arco del triunfo y su majestad asegura que no serás descubierta, de igual manera si tiene algún problema o algún noble se pone pesado hágamelo saber, la ayudare.
-Nicholas sabe que...
-Por los dioses ¡No! - Se toca la cara- Mi señor no sabe que usted asistirá, ha estado ausente- Tose antes de continuar- Un asunto lo ha mantenido ocupado y el rey me ha prohibido avisarle a mi señor.
- ¿No se molestará cuando me vea?
-Lo más probable es que lo haga- Se sincera- Es una verdad innegable de hecho, pero su majestad dio la orden para que usted este presente y cuide de los pequeños príncipes y su palabra tiene más peso que la de mi señor así que no le quedara de otra más que aguantarse el disgusto.
-Entiendo.
Terminamos de revisar el itinerario del día y para cuando tenemos todas las actividades perfectamente cuadradas el automóvil atraviesa el largo jardín principal que nos lleva a la entrada del castillo de Herst Fort donde la movilización de personal es engorrosa.
-Señorita Laisa- Me saluda Sara cuando subimos las escaleras- Que bueno que al final pudo venir, le agradecería si pudiera revisar las decoraciones que fueron hechas con marlas y la corona que entrega el ganador de la cacería, el clima frio las ha marchitado un poco, usted tiene un don especial para cuidar de las flores y yo estoy al borde de una crisis.
-Sara- La reprende Mendoza- La señorita Laisa vino para cuidar de los príncipes por orden de su majestad, no para ayudar con el evento.
-Está bien- Interfiero- No me molesta poder ayudar, es un privilegio para mi poder tratar una flor tan bonita.
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Jaulas de Noche
RomanceCuenta la leyenda que un príncipe una vez se enamoro, y no supo que demonios hacer con ese vacío en su estomago. Cuentan que la miraba con ojos de ángel y que al tocar su piel se quemaba de pasión, cuentan que conoció su propio infierno, en la boca...