Laisa
Apenas y Anton cierra la puerta de su apartamento empuja mi cuerpo contra la misma para poder besarme, su mano derecha se afianza en mi cuello apretando con fuerza mientras la otra se desliza por debajo de mi falda, da una palmada sonora sobre mi sexo antes de hacer a un lado mis bragas y comenzar a acariciar mi clítoris con su pulgar.
-Tengo que estar de regreso en la biblioteca en dos horas – le digo entre jadeos y besos.
-Puedo trabajar con ese tiempo – Se separa de mi para sacarme la blusa y él hace lo mismo con su playera antes de cargarme y caminar hacia la habitación.
Se sienta en la cama aun conmigo sobre él, sus besos bajan a mis pechos y mientras chupa la aureola de uno su dedo índice y pulgar pellizcan el otro arrancándome un gemido.
- Te veías tan caliente intentando alcanzar ese libro en la biblioteca - Pasea su nariz por mi cuello antes de perderse en el valle de mis senos.
- ¿Sí? - Gimo bajito en respuesta a sus palabras sucias - ¿Por cuánto tiempo intentaste ver bajo mi falda antes de ir a ayudarme? - Su carcajada retumba con su cara aun entre mis pechos.
- Unos cuantos minutos, solo mientras admiraba como apretabas los pechos contra el estante - estoy tan empapada que puedo sentir mis fluidos untándonos a los dos- Una de mis fantasías es cogerte en uno de los pasillos de esa biblioteca.
-Dame... - Solo de imaginar la escena siento que mi interior se prende en llamas. No puedo terminar mi suplica porque él muerde mi pezón con fuerza haciendo que mi piel se erice.
Abre las piernas de modo que caigo de rodillas en el piso delante de él. Se saca el cinturón a la vez que abre el botón de sus pantalones liberando la erección que inmediatamente me pone a salivar. Sostiene su verga con la mano derecha mientras la masajea de arriba abajo sin dejar de mirarme, su dedo pulgar acaricia la punta de su glande y a mí el hambre y las ganas me hacen querer mamársela toda la tarde
- ¿Lo quieres? - Me pregunta mientras me mira desde arriba.
-Si- Es lo único que puedo responder mientras impacientemente espero que me tome del cabello encajándomela en la boca de una sola estocada.
-Quiero que la chupes toda – Su demanda es música para mis oídos porque la succiono con fuerza lamiendo como si fuera mi golosina favorita.
Mi boca es pequeña y no es mucho lo que puedo manejar sin tener arcadas así que cierro mis manos sobre el tallo y hago movimientos circulares mientras chupo la punta. Es un poco doloroso por los raspones en mis palmas, pero no permito que eso me detenga.
El disfruta de mis movimientos ya que, a cada nada suelta suspiros y palabras sucias, mientras su mano abandona mi cabello una vez que hemos cogido el ritmo que nos gusta a los dos.
Las rodillas raspadas por la caída de ayer comienzan a lastimarme y por ello me pongo de pie, Anton aprovecha para terminar de sacarse la ropa y yo hago lo mismo.
Me acuesto en la cama y él toma mis piernas tirando de mi hasta la orilla de la cama, separa mis piernas y se inclina sobre mi besando mi cuello y dejando un largo camino de besos húmedos, sobre mis pechos, costillas y abdomen, sus dedos largos y agiles se introducen en mi entrada mientras yo me retuerzo sobre la cama gimiendo bajito.
Me preparo para lo que se viene y abro los ojos con sorpresa cuando de la nada me mete a la boca una prenda
¿SON MIS BRAGAS?
El me mira desde abajo y sonríe con perversión.
-Hoy quiero que seas una niña buena y hagas silencio porque si gritas voy a azotar ese culo y no podrás sentarte mañana.
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Jaulas de Noche
RomanceCuenta la leyenda que un príncipe una vez se enamoro, y no supo que demonios hacer con ese vacío en su estomago. Cuentan que la miraba con ojos de ángel y que al tocar su piel se quemaba de pasión, cuentan que conoció su propio infierno, en la boca...