Capitulo 25: 🥀Síndrome de Cotard🥀

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Nicholas

La tina de baño termina de llenarse y tengo que sostener la cabeza de Laisa cuando veo que está completamente dormida. Recojo su cabello en un improvisado moño alto para evitar que se moje.

Quería que se duchara sola porque hacerlo juntos me parece un acto demasiado intimo para dos personas que solo follan, pero se ha quedado completamente dormida y no me ha dejado otra opción.

Sin más remedio me meto a la tina detrás de ella recostándola sobre mi pecho para que no se hunda en el agua.

Miro al techo en busca de un poco de claridad y es que no logro procesar lo que ha pasado en la habitación.

Me ha follado.

Siempre he sido dominante en la cama y esto ha sido... diferente a todo lo que conozco.

No sé qué mierdas ha sido, pero me siento tan extraño...

Ese molesto retumbar en el pecho vuelve de la nada y comienzo a asustarme ¿Y si es un infarto? He pensado que quizá desarrollé alguna enfermedad cardiaca en estos días.

Me hago la nota mental de llamar más tarde al médico del palacio para salir de la duda de una buena vez.

Vuelvo mi atención al pequeño troll que paso de estar bajo un puente perpetuando el intento de homicidio más exitoso jamás visto en mi contra a estar dormida sobre mi pecho en la tina de baño de mi habitación.

Una locura y un enigma como todo lo relacionado con ella, no comprendo como hace unos minutos lucia como toda una poderosa diosa del sexo y ahora luce como una pequeña criatura frágil e indefensa que necesita ser mimada.

Intento ignorar el golpeteo en mi pecho mientras limpio su pequeño cuerpo y a su vez hago lo mismo conmigo.

Cuando termino salgo de la tina chorreando agua por todos lados y aun desnudo la envuelvo en una toalla y salgo con ella dejándola sobre la cama, inmediatamente se abraza a la almohada y continúa durmiendo, abrigo su cuerpo desnudo con mis sabanas y tomo otra toalla para secarme mientras busco una playera, unos calzoncillos y pantalones de dormir.

El molesto malestar no desaparece y busco mi cajetilla de cigarros, pero me detengo en seco al ver a Laisa.

Mierda.

Ofuscado por no poder fumar en mi propia habitación salgo caminando hacia la terraza donde puedo disfrutar del cigarrillo que me ayuda a relajarme y disminuye la presión en el pecho que me tiene tan consternado.

- ¿Qué te preocupa joven príncipe como para estar fumando a las 4 de la tarde en la terraza?

-Carajo- Se me cae el cigarrillo del susto- No puedes aparecértele así a las personas Gabriel- Lo regaño- Es molesto.

- Lo siento sobrino- Me sonríe sentándose a mi lado

- Y en cuanto a tu pregunta... Solo estoy tomando un descanso.

- ¿Tu joven y llamativa asistente se ha marchado ya?

-No, está en mi oficina organizando algunos documentos- Miento mientras enciendo otro cigarrillo.

-Tengo curiosidad... ¿Cómo es que le has contado sobre Ulrik y Harald? Esta información tan delicada solo era conocida por el círculo más íntimo familiar.

-No le he contado por voluntad propia- Le ofrezco un cigarrillo, pero lo rechaza- Ella los ha encontrado follando en mi oficina- Le explico- ¡Esos malditos mocosos calenturientos cada día tienen menos cuidado y yo estoy harto de cuidar sus traseros! No me quedó más remedio que explicarle lo que vio.

Jaulas de NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora