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Laisa
La respiración errática del hombre que tengo detrás de mi acompañada de los gruñidos que suelta al derramarse nuevamente me dejan totalmente fuera de combate.
Estoy tan exhausta que apenas y se aparta de mi puedo ver que ya está amaneciendo, las extremidades no me dan para moverme y simplemente me desplomo boca abajo en la cama.
Me hago un ovillo sobre la mullida cama y me quedo dormida casi al instante.
No sé cuánto tiempo duermo, pero al final me veo obligada a abrir los ojos cuando escucho una voz llamándome a lo lejos.
- ¿Señorita? Despierte por favor.
- Hola- Saludó confundida cuando veo a una chica de mediana edad que me mira desde un extremo de la cama. Afianzó las sábanas que cubren mi desnudes sintiéndome expuesta.
- Su amiga vino a dejarle una muda de ropa y sus cosas de trabajo. Entro un momento para asegurarse de que usted estaba bien y después se marchó, me pidió que le dijera que la llame por favor.
- ¿Aneka?
- Si, así me dijo que se llamaba.
- Gracias... ah...
- Me llamó Sara, soy el ama de llaves del señor Carrington.
- Gracias Sara- La mujer sonríe y sale de la habitación haciendo una pequeña reverencia
Me pongo de pie y observo la cama momentáneamente entrando en pánico, la almohada sobre la que estaba recostada tiene sangre, me toco la cien dolorida y entro en pánico ¿Debería lavarla?, supongo que sí, intento caminar al baño con ella pero la punzada en la entrepierna me deja congelada por unos segundos.
Joder...
Camino despacio dejando la almohada de lado para tomar mi ropa mientras sigo mi camino al baño y no puedo evitar contemplar mi figura en el gran espejo frente a la cama.
Me quedo con la boca abierta al ver los pequeños hematomas que tengo en las caderas, muslos y pechos.
¡Pues si no es la pasión de Cristo!
Me encierro en el baño y me meto bajo el agua caliente duchándome rápido, evito mojar mi cabello mientras mi mente recapitula todo lo que ha pasado en las últimas horas y la cabeza me palpita de dolor porque estoy en muchos problemas, el ardor en la mejilla me tiene mal porque ... me disparo ... si bien no sabía que era yo el disparo pudo darme entre ceja y ceja y en estos momentos la historia sería otra... la familia real probablemente se abría echo cargo y yo habría terminado en el fondo del congelado río y mi hermano quizá nunca volvería a saber nada de mí.
Me cambio rápido y con los dedos acomodo mi pelo lo mejor que puedo, observo mi reflejo nuevamente en el espejo, el pantalón de vestir rojo se ajusta a mis piernas y la camisa de seda blanca se ajusta a la perfección, los zapatos de tacón bajo son los más cómodos que tengo y mentalmente agradezco a mi amiga por traer ropa que cubre las recientes marcas.
Observo nuevamente mi reflejo en el espejo y un flashback de cómo me arrodille aquí mismo frente a él hace que me cosquillee la garganta nuevamente.
Estaba borracha, pero recuerdo a la perfección como entre al baño y lo encontré apoyado en el lavabo mientras se masturbaba... fue tan excitante ver a un hombre con ese porte y esa aura convertir algo tan simple como una paja en algo tan... tan... perverso e hipnótico que antes de siquiera razonar las consecuencias ya estaba de rodillas frente a él dispuesta a hacer lo que me pidiera.
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Jaulas de Noche
RomanceCuenta la leyenda que un príncipe una vez se enamoro, y no supo que demonios hacer con ese vacío en su estomago. Cuentan que la miraba con ojos de ángel y que al tocar su piel se quemaba de pasión, cuentan que conoció su propio infierno, en la boca...