Laisa
Los dientes le castañean de lo fuerte que su mandíbula se presiona y es entonces cuando me doy cuenta que no solamente esta furioso, las enormes manos que me envuelven están temblando, y sus ojos recorren mi rostro de forma ansiosa.
Por el rabillo del ojo noto la presencia del capitán Carsel, no nos presta especial atención, de echo el hombre sale de forma silenciosa dejándonos completamente solos.
Ya debió contarle todo lo que paso en el bosque.
-Nicholas yo...-Intento disculparme por no cuidar apropiadamente del enano del gruñón, pero con la mera mirada me ordena guardar silencio.
-Cállate- Me sisea con voz estrangulada, se separa a regañadientes de mi para poder examinar mi cuerpo también- ¿Estas herida en alguna parte? ¿Te duele algo? -Me pregunta ansioso.
-Estoy bien- Respondo y su rostro se relaja visiblemente.
Al menos por unos segundos ya que de un momento a otro me mira enojado nuevamente.
- ¡Sabia que algo así pasaría! ¡Por eso no quería que vinieras al evento y mira cómo ha terminado todo! - Me recrimina.
- ¿Disculpa? -Me ofendo, el alcohol aun corre por mis venas y mi lengua se siente más afilada que nunca- ¡No estoy aquí por ti! Su majestad el rey Ulrik...-Su enorme mano cubre mi boca al instante.
- ¡No digas su nombre! - Grita colérico- Ese maricón también tiene mucho por lo que responder ante mí, pero justo ahora no voy a tolerar que hables de él. - Me quedo de piedra ante la crudeza de sus palabras al referirse a su primo, quien no solo es su pariente consanguíneo, es el hombre más poderoso del mundo.
- ¿Escuchaste algo? - La voz del cardenal se oye a lo lejos.
- ¿Dónde se habrá escondido? - La preocupada voz de Mendoza también resuena- La señorita no lucia bien, puede hacerse daño si se encuentra sola.
La repentina aparición de estos dos obliga a Nicholas a rodearme con el otro brazo de forma que puede cargarme y llevarme más adentro del invernadero, el lugar está repleto de vegetación así que será difícil que puedan vernos desde el exterior.
Las voces cada vez se vuelven más lejanas y dejo de prestarles atención cuando noto que mi cara se presiona contra el fuerte y amplio pecho de Nicholas, impulsada por el alcohol entierro mi cara entre sus pectorales y aspiro su delicioso aroma.
Mi acción lo toma tan desprevenido que su cuerpo entero se sacude al punto de que termina soltándome. Me mira boquiabierto y no contengo la sonora carcajada que se me escapa al ver su rostro y orejas levemente teñidos de rojo.
Cruza sus manos sobre su pecho intentando recuperar su expresión enfadada, pero fracasa miserablemente.
-Eres una ... una...-Se traba al hablar ocasionando que me ría más fuerte, al final, herido por la bochornosa situación de la que es protagonista se me viene encima, pero alcanzo a esquivarlo y corro por el invernadero sin poder dejar de reír.
Beber así fue una mala idea.
Si tenía una mínima posibilidad de aferrarme a él y salir bien librada de esto la acabo de perder.
Aun dentro de mi ataque de risa nerviosa no puedo dejar de sopesar las consecuencias de todo, de un momento a otro me encuentro con una enorme fuente ubicada en el centro de este lugar, es tan hermosa que dejo de correr para poder admirarla a detalle.
Parece echa de algún material costoso, en el centro y talladas con gran detalle hay varias siluetas de mujeres que simulan jugar con el agua.
- ¿Dónde te metiste? - La impaciente voz de Nicholas me regresa a la realidad.
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Jaulas de Noche
RomanceCuenta la leyenda que un príncipe una vez se enamoro, y no supo que demonios hacer con ese vacío en su estomago. Cuentan que la miraba con ojos de ángel y que al tocar su piel se quemaba de pasión, cuentan que conoció su propio infierno, en la boca...