Laisa
Decir que estoy nerviosa es poco, me encuentro acojonada dando vueltas en el baño de la embajada frente al espejo repasando por enésima vez mi aspecto.
La falda y camisa que llevo puestas ahora mismo me hacen sentir de lo más incómoda ya que no me gusta la ropa formal y después de dos horas de luchar contra el desastre que es mi cabello logre peinarlo en un sofisticado moño alto.
Casi no puedo respirar así que me obligo a dejar de temblar y buscar el inhalador que llevo en el bolso.
- ¿Laisa? - Escucho que me llaman- ¿Estas listas?, papá está impaciente por salir hacia el aeropuerto. - Reconozco la voz de Anders el hombre al que asisto como secretaria, el hijo del embajador.
- ¡Estoy lista! ¡ya salgo! - Cojo mi bolso con prisa y dándome una última mirada en el espejo salgo a toda prisa del baño chocando contra el pecho de Anders quien me sonríe apenado. - ¡Demonios! Lo siento.
-Tranquila- me regala una sonrisa tranquilizadora a tiempo que se estira el saco de su costoso traje y me ofrece su mano. - Lamento haber tenido que venir a buscarte, pero ya sabes cómo se pone el viejo de intenso cuando nos visita gente tan importante. Quiere estar en el aeropuerto antes de que Emir llegue. - Suelto una pequeña carcajada.
- Si tu padre te escucha llamarlo viejo o intenso te va a montar la de dios como siempre lo hace.
- ¡Oh vamos! No tengo de que preocuparme, para eso tengo a mi secretaria linda que llega a mi rescate con esas galletas que tienen a mi padre comiendo de tu mano.
- ¿Crees que las galletas me consigan un aumento? -Bromeo. Anders se hace el pensativo mientras atravesamos el gran salón hacia la salida de la embajada.
-Si todo sale bien hoy con Emir Karim y mañana prometes traer galletas quizá exista una posibilidad.
-Muchachos quieren darse prisa- El padre de Anders el embajador Joen Abrahamsen nos llama con gesto apurado desde el interior de vehículo.
- ¿Padre quieres calmarte? Su avión no aterriza en el hangar hasta dentro de dos horas. - Anders rueda los ojos mientras me abre la puerta del auto como todo un caballero.
-Anders Abrahamsen no me pongas más nervioso de lo que ya estoy- La voz del embajador demanda a su hijo comprensión- Más vale pronto que tarde ¿No es verdad Laisa?
- Por supuesto señor.
- Padre deja de aprender esas jergas y dichos que te enseña Laisa.
- Silencio muchacho. Y hablando de cosas latinas ¿no abras traído algunas de esas galletas tan ricas?
- Papaaaaaaaaaaaa- Exclama a modo de regaño.
- Hijoooooooo- Le responde en el mismo tono su padre- Son para los nervios.
- Pero claro señor- Le sonrió mientras le entrego una bolsa con las galletas que hornee esta mañana.
El señor Joen sonríe abiertamente y Anders me da una mirada asesina
-Te pregunte esta mañana si habías traído galletas y me dijiste que no.
- Lo siento, pero aún no has desayunado y no puedo permitir que comas galletas ahora.
El chofer y el embajador sueltan una carcajada mientras Anders nos da una mala mirada a todos.
Cuando menos lo esperamos ya estamos en el aeropuerto esperando a nuestros visitantes.
- ¿Pero ¿qué te ha paso en las manos? - Anders inspecciona mis manos, las cubrí con vendas para evitar alguna infección.
- El vienes me he caído de la bicicleta- Respondo apenada evitando los detalles.
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Jaulas de Noche
RomanceCuenta la leyenda que un príncipe una vez se enamoro, y no supo que demonios hacer con ese vacío en su estomago. Cuentan que la miraba con ojos de ángel y que al tocar su piel se quemaba de pasión, cuentan que conoció su propio infierno, en la boca...