Capítulo 31:🥀Sustracción 🥀

622 71 34
                                    


Laisa

Siento el cuerpo ligero y libre de tensión, estoy tan cómoda que abrir los ojos representa una tortura. La superficie sobre la que estoy acostada es tan suabe que no quiero moverme ni un centímetro.

Un malestar en el estómago debido al alcohol me hace encogerme en la cama obligándome a despertar en el acto y me quedo en blanco por unos segundos analizando mi situación mientras veo el techo de la habitación que ahora ya me resulta familiar.

Aún me siento mareada por beber tanto y suspiro cansada cuando recuerdo todos los problemas que tengo encima.

Hago un conteo de los daños y justo ahora estoy acostada en la cama del más grande de ellos.

Me siento y recorro la estancia con la mirada asegurándome de estar sola, me miro las manos llenas de polvo dorado y me muevo nerviosa cuando veo el polen esparcido también en mi cabello y en las sábanas de la cama.

El flashback sexual de como termine así me noquea los sentidos por unos segundos en los que mi cuerpo vibra ante el recuerdo.

Carajo

El sexo con él siempre es impresionante pero no puedo evitar pensar en el hecho de que me deje llevar por el alcohol y literalmente lo trate y le hable como si fuera un perro.

Estoy acabada.

Cierro los ojos mientras me sostengo la cabeza con ambas manos, le prometí a Aneka alejarme de Nick e hice todo lo contrario.

Busco mi ropa con la mirada y no la veo por ninguna parte, a riesgo de verme aún más atrevida indagó en los compartimentos de ropa de Nicholas hasta que encuentro una playera sencilla negra que me pongo para cubrir mi desnudes.

Busco mi bolsa con desesperación cuando recuerdo las palabras de Aneka en mi puerta antes de salir esta mañana respecto a enloquecer si no sabía de mí durante mucho tiempo.

Miro por la ventana y aún hay sol, no tengo mis cosas conmigo, estoy desnuda en una habitación que no es mía y no sé qué hacer.

Tomo el pomo de la puerta y este no cede cuando intento abrirla.

¿Me han encerrado?

La sorpresa es remplazada por la comprensión, mi presencia en el castillo a causando tanto alboroto que quizá si interactuó con alguien más en este día cause un incendio.

- ¿Está despierta señorita? - La voz desconocida que suena al otro lado de la puerta me deja helada- El príncipe ordenó que no salga de la habitación, pero si necesita algo no dude en pedírmelo.

-Necesito ropa- La vergüenza me calienta las mejillas- Si pudieran encontrar mi bolsa con mi teléfono lo agradecería bastante.

- Cumpliré su pedido señorita- Responde al instante.

Sin más que hacer por el momento me voy al baño y con ayuda de una toalla húmeda me limpio el cuerpo quitando el polen dorado de mi piel.

El cabello sería un problema lavarlo ahora, así que simplemente lo peino lo mejor que puedo.

- Sus cosas señorita- La voz de una mujer suena en la habitación y cuando salgo del baño me encuentro con una mujer de edad avanzada vistiendo un uniforme de servicio. Me repara de pie junto a la cama donde ha dejado las cosas.

-Esto es ...-Murmuró incrédula cuando veo lo que trajo.

-Fue lo único que pudimos conseguir de su talla- Se disculpa avergonzada.

- Muchas gracias- Le respondo de inmediato

- ¿Necesita que la ayude a vestirse?

- Por favor- Accedo cuando veo el vestido blanco que trajo, parece difícil ponérmelo por mi propia cuenta.

Jaulas de NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora