Nicholas
- ¡Pero que carajos pasa con ustedes! - Gritó furioso.
- Nooooo ¿La Mató? - Mendoza se pone azul del susto mientras grita y quiero pegarle un tiro para que se calle.
Una intensa movilización del personal se lleva acabo en cuestión de segundos y el corredor pronto esta abarrotado de guardias armados.
- ¿Se encuentra bien príncipe? - El comandante de la guardia negra salta al frente.
Clavo la vista en la mujer que tengo enfrente y verla caer de rodillas con el hilo de sangre bajando por su cuello hace que las mías tiemblen despertando un sentimiento .... extraño de ¿Desesperación? ¿Angustia? No lo sé con certeza y antes de poder poner mis ideas en orden mi cuerpo ya se está moviendo en su dirección buscando auxiliarla.
Me arrodillo frente a ella y dudo por un momento al querer tocarle el rostro, no llevo puestos mis guantes, pero debo revisarla y asegurarme de que la herida es superficial, termino acunando su pequeño rostro entre mis manos e inspecciono la herida a detalle.
Esta pálida y fría, su labio inferior comienza a temblar y las mejillas se le empapan de pesadas lagrimas que me erizan la piel.
Por suerte la bala únicamente le rozo la cíen y la herida no es más que una fina línea al costado de su ojo derecho.
- ¿Estás bien? - Se que es una pregunta estúpida, sin embargo, necesito escucharlo de su boca.
No me responde, únicamente me mira con los ojos bien abiertos antes de desmayarse en mis brazos.
Mierda.
- ¿Que carajos Mendoza? - Grito colérico- ¿Que mierdas hace ella aquí?
- ¡Vino a ayudarme con las facturas! - Exclama aterrado- ¡Se supone que debería estar en su oficina, no sé porque salió!
El imbécil está al borde del llanto y me pongo de pie con la pequeña mujer que tengo entre los brazos cuando intenta acercarse.
- Llama a Sara, que limpie este desastre. - Le ordenó refiriéndome al ama de llaves- Tú y yo arreglamos esto más tarde- Lo amenazo.
- Carsel-Llamo al comandante de la guardia- ¿Cómo es que esta mujer estuvo deambulando por mi castillo a altas horas de la noche y no hiciste nada al respecto?
A pesar de ser más joven que yo es un hombre alto y de gran musculatura, fue mi compañero durante el servicio militar y cuando estalló la guerra demostró ser casi tan sanguinario como yo, eso le valió para hacerse con el puesto que tiene ahora.
-Lo lamento mucho príncipe- Se inclina obediente hacia mi-Esta mujer estuvo presente en la recepción de ayer y hoy Mendoza la ha recibido en la entrada del castillo, no lo considere relevante.
-No quiero excusas- Le siseo de vuelta.
-No se volverá a repetir mi príncipe ¿Quiere que me deshaga de ella?
-No, retírense, todos. -Ordeno con voz tajante antes de avanzar a mi habitación apretando aun más contra mi pecho el pequeño cuerpo inerte.
Ya en la habitación la acuesto sobre mi cama y la determino nuevamente, la herida es superficial, sin embargo, sangró bastante, su cuello y blusa están salpicados del líquido carmesí.
Voy por el botiquín de primeros auxilios y con cuidado le limpio la herida.
Me inclino sobre ella y tal como lo sospeché huele a alcohol. Lo medito por unos segundos y al final termino por quitarle la ropa dejándola únicamente en ropa interior. La dejo en mi cama mientras voy al baño y lleno la bañera con agua tibia, lo ideal sería meterla en agua helada como castigo por su imprudencia, pero con lo enfermiza que es quizá se me muera aquí mismo, fastidiado y sin entender una mierda regreso a la habitación por ella evitando verla más de lo necesario y la llevó al baño deslizando su cuerpo en la bañera.
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Jaulas de Noche
RomanceCuenta la leyenda que un príncipe una vez se enamoro, y no supo que demonios hacer con ese vacío en su estomago. Cuentan que la miraba con ojos de ángel y que al tocar su piel se quemaba de pasión, cuentan que conoció su propio infierno, en la boca...