[ XLVI ]

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Veía ir y venir a los guardias de un lado a otro, sin embargo notaba que no estaban desempeñando bien el trabajo que les había dejado.

Y eso le quedaba muy claro, los guardias eran unos incompetentes, por que en  lugar de estar buscando en las afueras de la mansión o en el pueblo, la mayoría se encontraba justo dentro de la mansión.

Era imposible que la encontraran ahí ¿Por qué alguien que escapa a de esconderse en su propia casa?.

Pero eso no le importaba, lo único que quería era que no la encontraran, por el bien de Kagami rogaba que su hermano la hubiese alejado de París.

—Joven Bennett, lamento la demora pero tuve algunos asuntos que atender.

—No se preocupe, se que tiene cosas que hacer.

Tomoe Tsurugi camino a sus espaldas y después se dirigió cerca de si escritorio para poder hablar frente a él.

—Me imagino que ya sabe para que lo he citado en mi oficina.

—Las malas noticias vuelan rápido—Mintió para no ser descubierto—Se que su hija está desaparecida y de verdad lo lameto, espero puedan encontrarla pronto, si necesitan mi ayuda no dudaré en unirme a su búsqueda.

—Gracias, quería hablarle respecto a ella y sobre su boda la cual será en dos meses, su padre me ha dicho que...

—Señora Tsurugi, yo también quiero decirle algo—La interrumpió antes de que pudiese decir palabra alguna—Se que mi padre y usted hicieron un acuerdo, pero yo no estoy dispuesto a casarme con su hija.

La azabache miro con sorpresa al chico, no dijo nada por el momento pero después intento arreglarlo con una leve sonrisa.

—Y ¿Me puede decir por que piensa hacer usted eso? Lo acaba de decir muy bien, su padre y yo tenemos todo arreglado—Recalco.

—Por eso mismo, yo estuve de acuerdo con el matrimonio pero solo por que conocía a Kagami y para mi ella es una buena chica y durante su estadía en Londres, pude conocerla mejor—Llevo sus manos a su espalda—Pero al estar yo aquí estos últimos días, me he dado cuenta que Kagami no está dispuesta a aceptarme como su esposo.

—P-Pero ¿Qué es lo que dice?—Rió con leve nerviosismo—Esta diciendo puras patrañas, usted no conoce a mi hija, además eso no es lo que acordamos.

—Lo se perfectamente, pero no voy a casarme con una chica que esta obligada a aceptar a vivir toda su vida con alguien a quien no ama y que no escogió como pareja.

El rostro de Tsurugi era un cuadro y el castaño podía percibir que no le estaba gustando para nada a donde iban todas esas palabras.

—No se preocupe por informarcelo a mi padre, yo mismo me encargaré de decirle mi decisión final allá en Londres y me haré responsable de mis actos, téngalo bien presente.

Se giro para dirigirse a la salida pero no espero a que la mujer caminara a pasos lentos pero decisivos hacia él.

—No puede hacerme esto, el trato ya estaba acordado exclusivamente con su padre—Dijo a sus espaldas de una forma tranquila—Me temo que usted no es quien decide joven Bennett.

—En eso tiene razón Madame—Giro levemente su cabeza para verla por el rabillo del ojo—Pero ya he tomado mi decisión y no pienso echarme para atrás, mi padre tendrá que entenderlo al igual que usted lo hará, si usted me permite me quedaré aquí para ayudarle en lo que pueda para encontrar a su hija.

—Eso no es necesario—Alegó la azabache con algo de enojo—Si usted no piensa seguir con el matrimonio, no considero bien que este aquí y mucho menos con hipocresías de buscar a mi hija, no lo necesito.

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