[ XXXVI ]

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Escuchaba los pasos de los guardias ir y venir mientras revisaba aquel mapa arrugado y desgastado, señalando cada una de los lugares que su guardia ya había registrado con anterioridad.

Pronto escucho los pasos que le indicaban que alguien entraría a su oficina y así fue.

Belmont entro con dos hombres más y cuando estuvo frente a su rey, hicieron una reverencia en señal de respeto a quien los lideraba.

—Mi señor.

—Descansen soldados.

Los tres se incorporaron y Felix los miro para ver qué era lo que le traían.

—Las tropas ya están listas para ir a inspeccionar el bosque alteza, solo necesito su permiso para dar la orden.

Dejó la pluma en el tintero y miro a sus guardias con una sonrisa en sus labios, mostrándoles lo ya esperado.

—Tiene mi permiso soldado—Belmont asintió frente a él—Quiero que atrapen a ese criminal y lo pongan frente a mi.

Al escuchar esa orden, los tres comenzaron a salir y una vez solo se dirigió hasta el gran ventanal observando todo el movimiento en la parte de abajo del castillo, como los guardias comenzaban a salir para ir tras la pista de ese criminal. Pronto las gotas de lluvia de ese día gris comenzaron a caer dejando su marca en el cristal.

—¿Estarás preparado para esto Chat Noir?—Llevo su mano a su dedo, ahí donde un anillo plateado se encontraba acariciándolo a modo de distracción.

Recordando momentos anteriores en su vida de tan solo pensar en aquel, esperando que sus sospechas sobre su identidad no fueran ciertas, sino tomaría medidas extremas. Aunque eso fue lo que pudo hacer que su utopía se hiciera realidad.

(•) (•) (•)

—Marinette—

—Estarán vigilando los alrededores al igual que el bosque, de hecho en pocas horas irán a revisar gran parte de esas áreas, muchos me han informado que ahí puede estar su escondite.

Mi cabeza pronto llegó a ese momento, había olvidado ese motivo por el cual vine hasta a Adrien.

Salí de mi estado de ensueño y sin siquiera haberlo pensado, me levanté con rapidez debido al temor que todo mi cuerpo sentía, de inmediato Adrien se levantó de su lugar sobre todo por qué yo casi caía de espaldas si él no hubiese llegado a atraparme debido a mi tobillo herido.

—Ey ¿Qué pasa?—Pregunto en un estado de confusión—¿Qué sucede Mari? Estás muy pálida.

Paso su mano por mi mejilla y después llegó a mi frente apartando mi flequillo un poco.

—Adrien tienes que salir de aquí, ahora.

—¿Por qué dices eso?—Me tomo de ambos brazos.

Lleve mi mano hasta mi pecho, podía sentirlo subir y bajar debido al enorme terror que sentía recorrer mis venas.

—Hoy en mi trabajo, escuché al rey decir que enviaría tropas de soldados a investigar el bosque por qué tiene información de que Chat Noir se oculta en este sitio— Lleve ambas manos a sus hombros para que me entendiera—Adrien, debemos irnos de aquí porque en cualquier momento podrían llegar para encontrarte y sospechar, es lo que menos quiero.

Parecía que Adrien se quedó pensando muy bien mis palabras y contrario a lo que pensé en su reacción, jamás mostró temor o nerviosismo, estaba de lo más tranquilo.

—Tenemos que movernos—Me ayudo a caminar y me dejó en el sofá en el que momentos antes estábamos.

Él comenzó a caminar de un lado a otro y yo solo veía con atención cada uno de sus movimientos. Apagó el fuego de la chimenea creando una pequeña capa de humo debido al agua, después de eso tomo su gabardina y me la colocó en los hombros cubriéndome así por completo.

Amor y Destrucción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora