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Estar en una casa tan grande para él no era lo ideal, aunque hubiese crecido en ella, siempre era demasiado para si mismo.

Su padre lo había educado de la mejor forma posible y aunque la muerte de su madre fue la peor pérdida para él, la llegada de una nueva mujer en la vida de su padre, en sus días no le agrado para nada, pero al ver que era una persona buena, decidió aceptarla en su familia.

Pero al pasar los años, pudo notar que era una mujer de carácter fuerte y duro, sobre todo con su media hermana, a la cual trataba de transformarla igual a ella.

Luka Couffaine en cuanto supo eso, trato de alejarse un poco de ella, pero tal parecía que el criarlo desde pequeño, la había unido demasiado, creando un vínculo demasiado duro de romper, aunque a él en ocasiones lograba convencerla en algunas cosas para que no fuera tan dura con los demás, mostrandole su mejor cara.

Y eso fue cuando escucho unos sollozos al final del pasillo, reconociendolos al instante. Se dio a la tarea de ir hasta el lugar cuando la preocupación llegó a él imaginando lo peor.

Tocó varias veces la puerta, esperando una respuesta de parte quien se encontraba detrás de esta.

—¡No quiero ver a nadie, estoy indispuesta en estos momentos!—Gritaron desde el otro lado.

—Kagami soy yo—La llamo para así tratar de convencerla— ¿Qué sucede?.

Escucho como los pasos corrían detrás de la puerta y faliyaron tan solo unos segundo para que se abriera de par en par mostrando a la chica.

Luka se preocupo de inmediato al verla así, su cabello desarreglado, sus ojos rojos por el llanto y unas lágrimas saliendo de estos con rapidez.

No lo dejo hablar, puesto que la joven se lanzó a sus brazos llorando desconsolada.

—Kag ¿Qué es lo que pasó?—Preguntó aún con ella en brazos, más ella se nego a hablar.

Miró el cuarto, las cosas estaban regadas por todas partes, empezando por los muebles, que no llevaban ningún perfume y joyeria encima debido a que estaban en el suelo.

No sabía que la tenía así, se quedó un momento ahí con ella hasta que decidiera hablar, más no fue tarea fácil.

Camino con la azabache a su lado hasta llegar a su cama, donde ambos se sentaron para que así hablara.

—¿Qué te tiene así?—Pregunto, más ella evito el mirarlo—Kagami—Esta vez el sentenció de manera más dura.

La joven lo miró y él no pudo lograr no verla con preocupación, llevó un cabello detrás de su oreja, ahí fue donde al parecer decidió hablar.

—Me encontré con él— No pudo evitar bajar su rostro al sentir como las lágrimas volvían a salir—Volví a verlo.

Al principio, Luka no logró comprender muy bien lo que su hermana le decía, pero una vez que ella levantó su mirada, supo perfectamente de lo que se trataba todo eso.

Sintió como el aire se le iba de los pulmones, sobre todo al ver como ella se encontraba.

—¿Y que fue lo que pasó? ¿Él te hizo algo?—La tomo por los hombros, buscando por lo largo de sus brazos alguna marca al igual que en sí rostro—Por que si es así te juro que se las verá conmigo.

—No, no, Luka él jamás me haría algo malo—Lo detuvo haciendo que la soltase, mirándolo con suplica— Pero él... Él está con alguien más.

Está vez, un pequeño sollozo salió de sus labios y de inmediato los cubrió con su mano para así evitar que la escucharan, sobre todo su madre. Si ella se llegaba a enterar como estaban las cosas y que salio de la mansión sin su permiso, haría todo con ella por desobedecerla.

Amor y Destrucción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora