[ I ]

5.1K 325 135
                                    

— Adrien —

Trataba de correr lo más rápido que podía y que me dejaban mis pies, un ejército se hacía presente detrás de mí después de lo que había hecho.

Por suerte no lograban seguirme el paso, tenía que salir rápido y que no me encontraran para así poder terminar lo que había hecho. Llegué a un pequeño callejón y me oculte ahí, escuché como los pasos se acercaban hasta que se detuvieron justo al dar la vuelta y no encontrarme.

—¡¿Dónde se ha metido?!— Grito uno de los soldados tratando de darme caza.

—Yo he visto que se ha ido por la izquierda, lo más seguro es que ya haya llegado al bosque—Dijo otro tratando de llamar la atención.

—Maldición, debemos encontrarlo antes de que sea demasiado tarde.

No pude evitar soltar una pequeña risa ante las tonterías que decían aquellos guardias, sin lugar a dudas jamás me cansaría de hacer esto.

—¡Todos! Un grupo valla a la izquierda, nosotros iremos a la derecha—Explicó uno con enojo —Nos veremos en la catedral antes del amanecer ¡En marcha!.

«Tontos...»

Escuche como los pasos se difuninaban y en ese momento salí de mi escondite, solté un pequeño suspiro y pronto subí a unode los techos de las casas. Era un hecho que los había perdido y tenía mi libertad ya hecha, tomé el saco que había dejado ahí y pronto fui en otra dirección de los soldados.

Antes de hacer otro movimiento, llegué hasta una casa, la cual estaba a las a fueras de París, no quería que esos hombres sospechara si es que estaban rondando por ahí, así que tan pronto como pude, baje quedando de espaldas a la casa y me quite el antifaz negro y entré por la puerta trasera a la casa. Mi sorpresa fue que había varias velas encendidas y pronto negué con mi cabeza.

—¿Nino?— Hable por lo bajo, este estaba recostado en una de las sillas del lugar, tenía una boina cubriendo su rostro.

Estaba dormido.

Sonreí por lo que había hecho, sin ningún remordimiento golpe ligeramente la silla, logrando que el despertara y abriera sus ojos.

—¿Adrien? ¿Ya es hora de irnos?—Pregunto levantándose y estirándose sin pena alguna.

—¿Cómo? Te estuve esperando por más de quince minutos en la entrada y tu ni tus luces—Le recrimine mientras lo veía a los ojos—Me dejaste solo y por poco casi me atrapan.

Mi amigo abrió sus ojos algo angustiado, rasco su nuca con nerviosismo para después volver a hablar.

—Lo siento, creo que he estado algo distraído.

Rodé los ojos con frustración y solté un suspiro, tome el pequeño saco que estaba a mi lado y me agache y levante un pedazo de madera que se camuflajeaba con el suelo, ahí fue donde heche este para que nadie pusiese encontrarlo.

—Se nota que la chica que has visto por semanas te tiene loco—Hable con algo de sorna en mis palabras.

Antes de que pudiese decirle otra cosa, me lanzó su boina, logrando que esta calera justo en mi cara. Cuando la aparte, logre ver como una pequeña sonrisa adornaba los labios de mi amigo.

—No es eso, además ella no quiere nada conmigo. Ya me lo ha dejado muy claro—Respondió con cierto aire de tristeza.

—Del odio al amor solo hay un paso Nino y quizá ese sea tu caso— Dije mientras me cruzaba de brazos.

Lo único que pudo hacer, fue dejar caer sus hombros en una actitud distante, sabía que eso lo ponía algo sentimental.

—Ya no hablemos de mi ¿Qué tal tu?— Se acercó hasta llegar a mi lado recargandose en la misma mesa y mirándome con una sonrisa—¿No vas a salir con nadie? ¿No te has interesado en ninguna chica?.

Amor y Destrucción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora