[ IV ]

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—Marinette—


Un gran dolor se instalo en mi corazón, tenía miedo, no sabía quién era aquel sugeto y que hacía en mi habitación y sobre todo que podría hacerme.

Llevo una de sus manos a mi boca tratando de silenciar un grito que se atoro en mi garganta debido al susto. No podía distinguirlo bien ya que la habitación estaba a oscuras, en un movimiento que el hizo, me acorrolo contra una de las paredes, un pequeño rayo de luz de luna se cruzo en nuestro camino y pude distinguir unos ojos verdes debajo de un antifaz negro.

El giro su vista de mi tan solo unos instantes para dirigirla hacia la ventana que estaba detrás de nosotros, para después volver a poner toda la atención en mi.

—No te haré daño— Dijo en un pequeño susurro acercándose peligrosamente a mi rostro.

Aún así, no le di toda mi confianza y trate de alejarme de su agarre, era imposible.

Él era mucho más fuerte que yo, no me dejaba mover mis brazos ni un solo instante.

—Por favor, solo quédate quieta— Su voz se escucho tranquila y sincera al decirla —¿Podrias hacerlo?.

Mi respiración era rápida y mi pecho subía y bajaba por esto, aun así me mantuve tranquila y asentí levemente.

Al ver mi respuesta, él alejo su mano de mis labios, aun así no podía evitar cualquier ataque por parte de él. No sabía quién era y no podía fiarme del todo a que estuviera cumpliendo si palabra de no atacarme.

—¿Q-quién eres?— Sentía un fuerte temblor recorrer mi espalda, no sabía en lo que me metía.

—Soy... —Sus palabras se escucharon con dudas, pero aún asi, prosiguio— Soy Chat Noir.

Al escuchar ese nombre, sentí como mi cuerpo se estremecía y una ola de pánico me invadía. Mi cuerpo respondió mecánicamente y me heche para atrás, pero no tenía escapatoria, la pared se interponía en mi paso.

—Tranquila, no te voy a lastimar— Levantó sus manos, tratando de acercarse a mi pero al verme demasiado incomoda se alejo un poco, quedando a no más de un metro de mi.

Yo aun me sentía cohibida, no podía mover ningún musculo por el miedo a que pudiera hacerme algo. Cualquier movimiento que hiciera podría llevarme a algo muy malo.

—¿P-por que...?—Susurre—¿Por que esta aquí?—Pregunté aún con temor.

Escuché como él soltaba un pequeño suspiro mientras se cruzaba de brazos, al igual que unas palabras que no logre distinguir con claridad. Dirigió su mirada a mi para esta vez hablar.

—Estoy escapando, no creí que estuviera alguien aqui—Respondió con pausa—De verdad, no quería asustarte.

Yo me relaje un poco, tratando de así de mirarlo. No podía distinguirlo, todo nuestro alrededor estaba completamente a oscuras, pero gracias a la luz de la luna que pasaba por la ventana pude apreciar como era su silueta y algunas partes de su traje.

Venía vestido con un traje negro, algunas bolsas se podían distinguir en su pantalón. Llevaba puesta una gabardina negra, esta llegaba por debajo de sus rodillas llevándola abierta y abajo de esta una camisa del mismo color. Lo que más me inquietaba era que llevaba puesto un antifaz que cubria parte de su rostro y me impedía analizar su rostro. Podia vislumbrar una cabellera rubia, despeinada dándole un aire alocado.

—T-tu... ¿En verdad eres bueno...?— Pregunté cruzandome de brazos, recordé que llevaba puesta mi bata— Eso es lo que se pregunta la gente a-al igual que yo... —No sabia que más decir.

Amor y Destrucción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora