[ V ]

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—Adrien—

Simplemente el ver sus rostros llenos de alegría y esperanza era por lo que me gustaba al hacer lo que hacía.

No era el urtar lo que me gustaba, sino el ver los rostros de las familias al ver la ayuda que resibian, no me cansaba de hacer esto, aunque algunos de la "alta sociedad" me considerará como el mayor criminal de la historia.

—Muchas gracias señor Chat Noir— Se acercó un niño cargando el pequeño saco de monedas entre sus manos— Créame que mi padre está sumamente agradecido con usted, quizá ahora podremos conseguir un buen doctor para que vea a mi hermana— Explicó con una gran sonrisa en sus labios.

—No tienes nada que agradecer pequeño— Me acerque hasta él y me agache quedando justo a su altura.

—De grande quiero ser como usted— Dijo con emoción, mirándome directamente a los ojos— Ayudar a mucha gente, al igual que lo hace usted.

Sonreí, pero en vez de felicitarlo por sus palabras, trate de darle un concejo.

—Te diré algo— Me miro atento— No seas igual que yo, se aun mejor. Dices que quieres ayudar a la gente ¿No es así?— Pregunté y él asinto con rapidez— Lo mejor que puedes hacer por ahora es terminar tus estudios y llegar a ser alguien mucho mejor que todo esto— Mire a nuestro alrededor—¿Puedes prometerme que vas a hacer eso?.

Él se quedó en silencio, pero pronto levantó su mirada avellana y asintió con emoción mientras guardaba el saco en uno de sus bolsillos de su pantalón.

—Se lo prometo— Hablo con ojos soñadores y una sonrisa de oreja a oreja.

Correspondi a su sonrisa y lleve mi mano hasta sus cabellos oscuros, revolviendolos y despeinandolos al momento, sacándole una pequeña carcajada por mi acción.

Me levante de mi lugar y me despedí con un asentimiento de cabeza que él pronto entendió. Cuando menos espere ya me encontraba internado en el bosque, hasta haber llegado al que era mi hogar.

Nino se encontraba sentado en mi silla mientras leía un libro.

—Me sorprendes ¿Tu leyendo?— Pregunté cruzado de brazos y observándolo con gracia —Dime ¿Fuiste ver a aquella chica?.

Él solo soltó un pequeño bufido para después rodar sus ojos y continuar con la lectura.

—¿Qué te puedo decir? Estoy enamorado de ella amigo— Respondió mientras cubría su rostro con el libro— Pero esto en realidad me agrada mucho, desde que lo vi en el estante me gusto.

Yo no pude evitar rodar los ojos. La verdad es que no lo entendía en lo absoluto, según él, no le gustaba leer, decía que era aburrido estar todo el día metido en hojas de papel e historias cursis.

—Veo que el amor lo cambia todo— Me quite mi antifaz guardandolo en el pequeño compartimento del closet. —Y a ti te esta cambiando demasiado.

Nino me ignoro por completo, así que no tuve de otra que tomar el libro y arrebatarlo de sus manos.

—¡He! ¿Qué te pasa?— Grito indignado tratando de quitármelo.

—¿Donde esta el Nino que yo conozco?— Pregunté mientras veía la portada del libro y observándola minuciosamente haciendo una pose ridícula para tratar de hacerlo reir—Te han cambiado.

Le lance el libro y él pronto lo tomo dejándolo en la mesa.

—Créeme que ni yo mismo lo se— Apoyo su cuerpo en la pared quedándose justo a mi lado— Yo... Estoy demasiado obsesionado con esa chica.

Amor y Destrucción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora