[ XVI ]

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—Marinette—

Podría decirse que al fin podía tomar lo merecido descanso, ese día era domingo y como le había prometido a Alya tendríamos un día juntas, sin que nos dieran órdenes de por medio.

Me arregle con un vestido rosa palo y amarre mi cabellos en una media cola formada por dos trenzas dejando hacia mi cabello suelto para que este chocara por mis hombros y acomode mi fleco hacia un lado. Coloque una fina pero discreta capa de maquillaje en mi rostro, era mínimo lo que se veía. Jamás me había gustado maquillarme como las demás chicas, con pinturas fuertes que llamaran la atención de todos.

Una vez que baje de mi habitación, me despedí de mi madre dándole un pequeño beso en su mejilla.

—No llegues tarde Marinette, sabes que hay toque de queda a las ocho de la noche por todo eso de los bandidos que han estado rondando por el pueblo— Explicó de modo calmado, siempre mostrándome una pequeña sonrisa.

—No te preocupes mamá, llegare antes de lo que crees, solo quiero ver a Alya, salir juntas después de un largo día.

Ella soltó una pequeña sonrisa y me tomo de ambas manos dándome a entender que estaba de acuerdo con lo que le decía.

—Está bien, yo iré con la Nadia a hablar un poco, espero que luego pases por ahí, ella me dijo que si hija lleva tiempo queriendo verte desde que le ayudabas a cuidarla.

—Es cierto, no eh ido a ver a Manon— Hable con algo angustia.

Desde que entré a trabajar en la biblioteca, no había ido a visitar a la pequeña Manon, prácticamente yo cuidaba de ella mientras la Señora Chamack hacia algunos mandados o salía con mi madre alguno que otro día.

—No te preocupes, en cuanto pueda, iré a verla—Asegure mostrándome mi sinceridad.

Ella asintió y pronto nos separamos, salí de casa y me dirigí a la plaza en donde Alya y yo solíamos vernos o donde acordabamos vernos en un punto de partida.

Me senté en una de las bancas que estaban en el lugar para poder esperar a que ella llegara. Observe el lugar con detenimiento, había varios niños jugando cerca de la fuente y podía escuchar el relincheo de los caballos que estaban por todo el lugar.

Pronto logre divisar una silueta a lo lejos y sabía exactamente de quien se trataba. Alya llegó y al verme una enorme sonrisa apareció en sus labios y pronto corrió a mi encuentro.

Me levante de mi lugar y le di un fuerte abrazo y ella lo correspondió de inmediato.

—¡Me alegra que al fin pudiéramos vernos amiga!— Dijo ya cuando nos separamos—No vamos a desaprovechar esta oportunidad.

Negue con mi cabeza con completa alegría en mi acción y pronto comenzamos a caminar para ver que era lo que podíamos hacer en el recorrido antes de ir a comer a algún lugar. Pero grande fue mi sorpresa al encontrarnos con alguien en especial.

(•) (•) (•)

—Adrien—

Sentía como el sudor impregnaba mi frente y era lógico, había estado parte de la mañana entrenando, además de que Fu había hecho de las suyas y me hizo tomar esa práctica que no habíamos hecho la semana anterior.

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