[ XXI ]

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-Adrien-

Abrí mis ojos con pereza y solté un prologado suspiro, esta vez sentía algo de paz en mi interior, no como las otras veces. Me fije en donde estaba, sin duda alguna no estaba en mi casa, era muy diferente a ella, se veía más acogedora.

Pronto senti algo removiendose a mi lado. Más bien alguien y pronto una sonrisa apareció en mis labios al fijar mi vista en ella.

Marinette dormía a mi lado, recargadando su cabeza sobre mi hombro mientras se acurrucaba a mi. No dude un solo instante en pasar mi brazo en su espalda, ya que este se encontraba en el mismo lugar que anoche, para atraerla a mi.

Ella se movió un poco, soltando pequeños suspiros hasta que por fin pudo abrir sus ojos.

En cuanto se encontró conmigo, una pequeña sonrisa se formó en sus labios, volvió a cerrar sus ojos acurrucandose más contra mi.

-Buenos días-Habló aún somnolienta-¿Cómo estás?.

-¿Yo? De maravilla-La tomé de su mentón para observarla bien y ella me regalo una sonrisa de oreja a oreja. -Quién debería preguntar eso sería yo, después de lo que sucedió anoche.

Ella me sonrio y volvió a apoyarse en mi hombro subiendo su mano hasta llegar a mi cuello, acariciándolo al instante.

-Estoy bien, ahora que estas aquí conmigo.

Después de eso, se recostó en mi pecho y sentí como se dejaba llevar, soltando pequeños suspiros de vez en cuando. Pero pronto el silencio que nos rodeaba se terminó cuando ella decidió hablar.

-Adrien...- Hizo una pequeña pausa para después continuar con lo que iba a decir cuando estuvo segura de que la estaba escuchando- ¿Por qué haces todo eso...? Me refiero al esconderte tras un antifaz ¿Por qué robas a la corona?.

Sabía que en cualquier momento me preguntaría eso, desde que nos conocíamos veía esa inquietud en ella y yo tenía que responder eso, aunque no me hubiese gustado la idea de que ella supiese mi identidad por obvias razones.

-Es muy difícil de explicar... Pero tratare de responderte- Le dije, pensé muy bien que decirle y como hacerlo para que ella me entenderá, hasta que hable- Odio esos tratos que da la corona, se que están en su derecho ya que es el rey, pero aún así, no me parece justo y correcto lo que hace.

Ella se quedó callada, escuchando lo que decía sin interrumpirme, cualquiera hubiese saltado a discutirme eso pero parecía que ella entendía mis razones.

-No es justo que un rey haga eso, mientras la gente se está muriendo de hambre, él goza de caprichos dados por los impuestos que ordena. No sabes la inmensidad de veces que he visto a las personas morirse de hambre por quitarse el pan de la boca para dárselo a él.

Marinette asintió, parecía como si estuviese de acuerdo conmigo pero aún asi, sentía que quería saber más cosas. Lo note por su semblante tenso.

-Si por mi fuera, no estaría haciendo todo esto. Créeme cuando te lo digo.

-Lo sé y tienes razón en lo que dices pero... ¿No sientes culpa por lo que haces? Estás robando al rey y prácticamente estás traicionando a la corona.

-Jamás me lo había preguntado-Confese acariciando su brazo- Lo único que quiero hacer es ayudar a la gente... He visto demasiadas cosas que es difícil para mi el no enfrentarme a él.

Escuche como Marinette soltaba un pequeño suspiro, se levantó para quedar cara a mi, sabía que tenia más preguntas que hacerme y justo cuando estaba por lanzar otra, escuchamos claramente como abrían la puerta del jardín principal.

Amor y Destrucción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora