[ XXIX ]

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—Adrien—

Lo que había sucedido me mantenía realmente intranquilo, el haberme encontrado con Kagami jamás me lo esperaba, después de todo lo que paso.

Frote mis manos contra mi cara tratando de apartar todas aquellas ideas que aparecían en mi cabeza después de nuestro encuentro.

—Tú te fuiste de París ¿Acaso fue una mentira?.

—Adrien no te entiendo ¿Qué quieres decir con eso? Yo nunca me fui de esta ciudad. Si, puede ser que me haya ido una temporada a Londres, pero jamás me iría del lugar donde naci, no sola.

Y entonces, esas palabras fueron las que más me confundieron, el tan solo pensarlas me daban una mala espina.

Eso no era lo que yo recordaba, Kagami se había ido y después ya no sabía más de ella, se alejo de mi sin siquiera decírmelo, pero sabía que había algo más detrás de todo eso, algo que cambió significativamente mi relación con Kagami.

Quería saber la verdad, descubrir que fue lo que pasó en ese entonces, su madre me había dicho que ella se había marchado a Londres y ya no regresaría, puesto que allá haría su vida.

Estaba tan confundido que mi mente daba vueltas de tanto pensar en lo mismo, que solo quería mantenerme cuerdo.

Solo tenía que esperar hasta la tarde para poder verla y así aclarar de una vez por todas ese asunto, saber en realidad que fue lo que paso hace años.

Pero algo si era claro, mis sentimientos con Kagami ya no eran los mismos, ahora no me pesaba el haber estado tanto tiempo separado de ella y sabía muy bien la razón de eso.

Porque Marinette era quien estaba involucrada en todo eso, yo la amaba y eran claros mis sentimientos hacia a ella, no la dejaría por nada en el mundo. Si, en un momento estuve enamorado de Kagami, pero lo que ahora sentía por Marinette era muy distinto a esa relación, me sentía libre con ella y sin duda, había cambiado la forma en como veía las cosas.

Ni siquiera me di cuenta, el piensa ren ella hizo que una sonrisa adornara mi rostro en esos momentos.

—¿Adrien?—Escuche mi nombre detrás de mi.

Gire mi vista hacia mis espadas, encontrándome con Sabine, la madre de Marinette quien se acercaba sonriente a mi.

—¿Qué pasa?—Pregunté apartando me de la barandilla—¿Necesita algo?.

—No, no es nada— Se coloco a mi lado, haciéndome sentir un poco extraño— Es solo que quería agradecerte.

Está vez, puse total atención a lo que tuviera que decirme, aunque sabía la respuesta a eso.

—Ayer no tuve tiempo de hablar contigo, fue un día lleno de emociones sin duda—No pude evitar reír por la forma en que lo dijo— Pero aún así, gracias, te agradezco por todo, por sacarme de ese lugar y sobretodo, el hacer feliz a mi hija.

—No hay nada por que agradecer, ya se lo había dicho— Mencione para después mirarla— No lo hice por nada a cambio.

—Y ese es mi motivo para hacerlo y como se lo dije a mi hija, sin ti hubiésemos estado perdidas— Miro frente suyo, encontrándose con la espesura del bosque— Además, nunca había visto a Marinette tan animada, tan feliz, mostrando aquella sonrisa por todas partes y eso es gracias a ti—Sentí su mano en mi hombro—El mundo puede ser muy difícil, en especial para algunas mujeres en esta apoca y tú has hecho que ella disfrute sin duda de todo eso, haz cambiado su vida.

Un sentimiento creció dentro de mi al escuchar esas palabras de aquella mujer, era como si estuviera escuchando a mi madre hablar, era de la misma forma en que ella se expresaba y sin temor a equivocarme, podría decirse que todas eran iguales, sabían que decirte en momentos como aquellos.

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