[Editado]✔
Tres semanas después;
Emily Walton;
Expulso por quinta vez consecutiva lo que tengo en el estómago en el inodoro. Me siento en la tapa del retrete y masajeo mis sienes, esperando con esto que el mareo desaparezca por completo. Pensé que ya mi problema estomacal había pasado. Hace tres semanas que regresé de Miami y hasta el día de hoy me había sentido perfectamente bien. Me incorporo cuando sé que no me caeré al suelo. Cepillo mis dientes, me doy un baño y me coloco algo sencillo. Bajo las escaleras y me siento en la amplia mesa del comedor. Mi tía no está en casa, según me informó, tenía que resolver asuntos que no son de mi interés. La única compañía que tengo es la de mis nuevos guardaespaldas, si antes Amanda era un obsesiva de la seguridad, ahora llega hasta el punto de obligarme a salir con más de seis hombres armados que doblan mi tamaño. Mi última noche en Miami se repite de manera borrosa en mi mente. ¿Qué sucedió entre Omer y yo? Pues... Nada, cuando desperté no había rastro de él en la habitación, solamente encontré una rosa roja en el lugar, donde supongo, durmió lo que quedaba de la noche. No he sabido nada de Omer desde ese día y tampoco he intentado indagar qué hace o cómo le va. Otro suceso de relevancia, si es que en verdad la tiene, es que hace una semana cumplí veintitrés años. Lia no lo dejó pasar por alto, salimos a bailar, corrección, yo salí a bailar, ella ingería bebidas alcohólicas como camionero. No toco la mayor parte de mi desayuno. Salgo de mi casa y camino por el jardín. Un chico que jamás había visto en mi vida y que es muy alto, enfatizar en "muy alto" camina detrás de mí. Por el uniforme que lleva, sé que es parte de mi seguridad, ¿qué me podría suceder en el jardín de mi casa? Le regalo una sonrisa de boca cerrada.
—¿Podrías dejarme sola? —Niega sin mirarme, no sabría afirmar que lo hace. Las gafas negras me impiden saber qué está observando. Aprieto ligeramente los puños, mi humor el día de hoy es directamente proporcional con mi malestar.
—Entiendo que mi tía te contrató para cuidarme, pero eso no quiere decir que deba estar detrás de mí todo el santo día. Estoy en el jardín de mi casa y preferiría estar sola, gracias. _Agrego, sin embargo, no se mueve un centímetro. Maldigo por lo bajo, ¿es acaso un robot? Entrecierro los ojos y levanto la cabeza para observar su rostro. Al darme cuenta de que se pasara mis órdenes por el trasero me volteo y salgo caminando, por supuesto, desde que desperté supe que hoy no era mi día y terminé tropezando con una piedra. Cerré los ojos esperando el impacto, pero este nunca llegó. Lo único que sentí fue el choque de mi cuerpo con el de alguien más. Retrocedí aturdida y observé perpleja al robot que ahora sé, tiene buenos reflejos. Me volví a encaminar a la casa, pero me detuve en seco al escuchar la voz del hombre detrás de mí. Era fuerte, fría y se podría decir que no mostraba sentimientos humanos en ella.
—Señorita Walton. _Masculla en señal de advertencia. Tendría una seria plática con mi queridísima tía. ¿Es un guardaespaldas, o un carcelero? Lo ignoro y subo a mi habitación con un humor para nada recomendable. Todo me molesta, me irrita, hasta el maldito calor. ¿Cómo puedo tener calor en una habitación climatizada? Me cambio de ropa y bajo las escaleras. El guardaespaldas malhumorado es el único disponible a simple vista.
—Llévame al departamento de Lia. —Asiente, una vez son contratados se les informa direcciones importantes para mí, y otras cosas que necesitan saber para mi seguridad. Lista de posibles fans obsesivos, enemigos, etc. En el segundo caso, no creo tener ninguno. El viaje es silencioso y no dejo de fulminar con la mirada a mi conductor. Sé que no durará un día en el empleo, pienso despedirlo hoy. Por supuesto, lo enviaré a cualquiera de las empresas de mi tía a cuidar ejecutivos. El departamento de mi mejor amiga es visible y me bajo del vehículo apenas se detiene. Entro al edificio, dejando a mi acompañante detrás al subir al elevador, me resultó imposible no sacarle el dedo corazón.
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Emily... [Libro #2] [Saga bebé] +18✔
Teen FictionEmily es una joven neoyorkina llena de sueños y altas espectativas de vida. A sus veintidós años ha logrado abrir demasiadas puertas con su belleza y carisma, es reconocida en todo el mundo del modelaje por su porte y elegancia. Las agencias se pele...