Capítulo XXXVIII: El placer del silencio.

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Emily;

Meneo mis caderas logrando un vaivén que ocasiona que los gemidos reinen y la maldita sensación de éxtasis predomine en el lugar. Definitivamente me he vuelto loca, se supone que Ethan es mi enemigo y heme aquí, sobre él, proporcionándonos un placer indescriptible. Desliza sus manos por mi espalda, cadera, pechos y abdomen. No hay una zona de mi cuerpo que él no tocara, besara o mordiera. Muerdo mi labio inferior y me dejo caer sobre él cuando soy vencida por el orgasmo que relaja todo mi cuerpo, Ethan termina siguiéndome minutos después. Mi respiración y la suya son un desastre. Ninguno de los dos habla y siendo completamente honesta, no quiero hacerlo. Siento que cualquier palabra que salga de mis labios podría arruinarlo. El cansancio termina venciéndome y sin darme cuenta, termino quedándome dormida.

Cuando recupero la consciencia, Ethan aún se encuentra a mi lado. Su respiración pausada, y rostro relajado me indican que sigue durmiendo. No lo culpo, no fueron ni una, ni tres veces. Todavía me encuentro realmente cansada y no quiero entrar en detalles; pero siento el cuerpo pesado y adolorido. Me levanto con extremo cuidado, recordando que Ethan tiene el sueño muy ligero. Me coloco el suéter y la falda, por obvias razones, las bragas ya dejaron de servir; además no las encuentro por ninguna parte de la habitación. Camino con lentitud y llego hasta la sala de estar, la luz que se filtra por una de las ventanas, me hacen saber que ya es de día. Solo espero que Charles no esté y que la lluvia retrasara su regreso a la cabaña.

Dejo escapar un jadeo de sorpresa al verlo completamente mojado, sosteniendo con una mano una copa de vino y con la otra, la daga que yo tenía pensado obtener. ¡Maldición! Perdí demasiado tiempo, aprieto la mandíbula y dejo escapar una considerable cantidad de aire. Su semblante no me deja saber lo que está pasando por su cabeza, y aunque mostrara alguna expresión, dudo que yo sea capaz de analizarlo. ¿Quién puede entender la mente de estos hombres? Supongo que una persona capacitada para ello, quizá después de todo esto pueda obtener la ayuda que necesita para dejar de ser un hombre tan malvado y carente de empatía.

—Jamás pensé que después de conocer toda la verdad él tuviera posiblidades de tener sexo contigo. —es lo primero que dice sin siquiera mirarme. Mi corazón golpea con fuerza mi caja torácica y el miedo que hasta ahora no había tenido, reaparece. ¿Nos escuchó? ¡Por supuesto que lo hizo! ¡Joder! Menuda suerte.

—Toma asiento Emily, prometo no pasar la daga por tu hermoso cuello. —agrega, erizándome la piel. Decido hacer lo que me dice y tomo asiento en uno de los sillones dispuestos frente a la chimenea. Él observa un punto fijo en el suelo y yo llevo mi vista hasta ese mismo lugar.  ¡Demonios! Lo que queda de mis bragas está en el suelo. Había olvidado por completo que Ethan me las había arrancado aquí.

—Charles...

—No me hables ahora, no tienes una idea de lo molesto que estoy. Aun así, no pienso tocarte, ni hacerte daño. Todo esto es mi culpa. —asegura, llevándose la copa de vino a los labios. Paso saliva con dificultad. ¿Está molesto? Ahora mismo parece la persona más calmada que he conocido en mi vida. ¿Su culpa? Supongo que lo dice por haber inmiscuido a Ethan en ese famoso plan maestro.

No me muevo, mucho menos lo miro, ¿siquiera estoy respirando? Las manos me sudan y no puedo evitar moverlas con nerviosismo sobre mi regazo. ¿Qué hará? ¿Será capaz de asesinar a su propio hermano? Niego para mis adentros, ya que de haber querido hacerlo, habría entrado a la habitación y... ¡Dios mío! ¿Cuánto tiempo estará mirándome de esa manera? No me creo capaz de soportar la intensidad de su mirada por mucho tiempo.

Emily... [Libro #2] [Saga bebé] +18✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora