Scene nine.

714 50 28
                                    

Y... puse mi mano sobre su boca cuya terminó por besar, logrando salir de su agarre. Fabiola nos miró perpleja, ni siquiera podía hablar.

A él no le pareció eso, creo.

-Todavía no- suspiro.

-Carajo.- espeta.

-¿Acaso ustedes ya se traen algo en manos?- por fin habla mi mejor amiga al acercarse a ambos.

-No- me apresuro a responder.

-¿Y por qué...?

-Debo irme, nos vemos luego, adiós.- la voz presurosa de José la interrumpe y se despide de ambas con un beso en la mejilla, se va corriendo hacia el elevador dejándonos con las palabras en boca.

-De acuerdo, ya jamás vuelvo a decir nada porque termino interrumpida.- hace una mueca.

-Ow, no, tú habla lo que quieras. Sólo fue algo precipitado.

-Ya qué...- se encoge hombros- ¿qué se traen, eh?- pregunta refiriéndose a la escena de hace unos momentos.

-Na-Nada.- muerdo mi labio inferior.

-Claro ¿y por qué te intentaba besar?

-La tentación le gana pero yo no quiero, es muy rápido. No puedo fabi.- cubro mi rostro algo apenada.

-¿Miedo al amor o qué?

-No... es que... ¿cómo te lo explico?

-¿Crees no gustarle?- asiento tras descubrir mi rostro y ella suelta una sonora carcajada- si no fuese así, créeme que la tentación de besarte no le daría.

-Pues no sé, igual y ya no lo vuelvo a ver, aunque tengo su número. Y eso que se ofreció a darnos tour por toda la ciudad.

-Uh, pretexto para verte otra vez- sonríe- aunque no te lo creas. No cualquiera es así, alejandra.

-Quizá y si no quiere, tú me das el tour.

-Pero claro amiga, pronto, hasta que te sientas más cómoda aquí.

-Está bien.

*-*-*-*-*-*-*-*

« Estoy ocupado, no puedo. Será otro día chula, yo te llamo, hasta luego. » fueron las palabras que escuché antes de que acabara la llamada.

Desde ese día ya no supe de él, por ende mi mejor amiga terminó por darme el tour por el Distrito Federal para saber más de él ya que soy nueva por estos rumbos y al tener algo de conocimiento, no me veré como una tonta si llego a conocer a alguien y me pregunta algo referente a esta chula ciudad porque vaya que lo es.

Y ni se diga de sus tacos, deliciosos.

Es sábado, el día está fresco, cálido y hermoso pero sin duda me abstengo a salir, quiero estar encerrada, no quiero saber nada de nadie.

Ese algo que había sentido, sí, la fierecilla, empieza a removerse dentro de mí quizá dándome a entender algo... ¿puede que la ausencia de aquel hombre sea la que me tenga así? Pero ¿por qué? Sólo fue cosa de un día ¿cómo extrañarlo?

« Quizá porque hace dos años que no te has vuelto a sentir querida. » habla mi subconsciente, puede que sea así o puede que no, debo descubrirlo.

A fin de cuentas decido salir junto a mi mejor amiga, iríamos a un famoso lugar de aquí, Bulldog café, dicen que es sumamente increíble y que te la pasas de maravilla, incluso encuentras de todo, sin exagerar.

Por cierto, he estado superando mi miedo a los elevadores, cada que subo ya no siento tanto temor como antes; el psicótico de Fred me mira con lujuria al verme junto a mi mejor amiga, veo que trata de decirnos algo pero yo camino más rápido y jaloneo a fabi fuera para poder tomar un taxi.

Ese tipo me da miedo, mucho miedo. Y no quiero ni siquiera ponerme a sacar hipótesis de las siniestras cosas que le pasan por la mente al verme tan morboso. Ugh.

El taxi se detiene justo en la entrada, damos cada quien la mitad para pagar y bajamos dando las gracias; hay bastantes personas fuera, fumando como si fuesen un tren, caminamos hasta entrar, el sitio es lindo, agradable, hay música a volumen alto poniendo ambiente, en la pista hay un grupo de personas bailando y a los costados están bebiendo, fumando y platicando animadamente. Se la pasan bien.

Nos dirigimos a la barra, mi mejor amiga pide una cerveza y yo quiero agua, no se me antoja beber o puede que sí pero no en este preciso momento.

-¡Salud!- decimos al chocar nuestras bebidas.

Pese al alto volumen de la música, estuvimos platicando hasta reír a carcajadas, recordando viejos tiempos, aquellos buenos tiempos. Rato después ella me pide que cuide de su bolso y cerveza en lo que va al baño para hacer sus necesidades y accedo.

Mientras estoy sentada y bebiendo de mi agua, algo llama mi atención justo frente a mis ojos. Me incorporo mejor para observar y me encuentro con una sorpresa.

José está aquí, con una chica, besándose.

Siento mi corazón latir a mil por segundo y después como se encoge hasta hacerse añicos pero ¿qué diantres? ¿Por qué me siento así? Y... ¿qué es esto en mis mejillas? ¿Lágrimas? ¿Qué? ¿Por qué estoy llorando? ¿Y por qué me quiere doler el hecho de ver esa escena?

-Ya regresé y... ¿por qué lloras?- escuchar a mi amiga me sacó un susto, demonios ya me vio.

-Mis padres...- sollozo. Sé que no debería mentirle con esto pero no quiero que vaya y termine por armar pleitos, mucho menos cuando no somos nada él y yo ¿qué reclamarle?

-Ow- me abraza- tranquila, aquí estoy, ellos desde donde quiera que estén te cuidan y te aman.

-Gracias- agradezco con voz quebrada y la abrazo más fuerte.

La escena del beso acaba y ahora se encuentran platicando animadamente, lo veo voltear y se topa con mi mirada, aquella que se vuelve profunda y resplandeciente al verme pero ¿por qué?

Veo que le dice algo a la chica, ésta asiente y se va fuera de su vista, ahora viene hacia acá, suelto a mi amiga, quiero moverme para irme pero no puedo y cuando estoy por hacerlo, él ya está justo frente a mí.

-Hola- saluda- ¿estás bien?- pregunta al ver como mis lágrimas recorren mis mejillas sin parar.

-¿Cómo estar bien cuando acabo de verte besándote con otra?- esperen un momento ¿lo dije o lo pensé?

-Esto lo arreglan los dos- dice Fabiola y se retira a otro lugar.

-¿Cómo está eso?- enarca una ceja.

Joder, en lo que me he metido.

The Reason.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora