Scene seven.

668 53 19
                                        

Al día siguiente despierto asustada, como si hubiese sentido que dormí hasta quien sabe qué hora, refriego mis ojos para visualizar bien lo que hay a mi alrededor y noto que no estoy en mi habitación.

Claro, sí seré tonta, dormí con José.

Sus manos siguen rodeando mi cintura y su cuerpo está demasiado apegado al mío que de sólo recordarlo me dan escalofríos y se me eriza la piel. Estiro mi mano para tomar mi celular y checar la hora, son las diez y media de la mañana. Intento zafarme de su agarre pero él actúa rápido, me aprieta con delicadez y se apega más.

-No te vayas aún- me pide con voz ronca y soñolienta al oído. Este hombre hará que me dé algo, suena muy sensual.

-Tengo qué, José- suspiro.

-Un rato más- gruñe y se acomoda para seguir conciliando el sueño.

-Mi amiga debe estar preocupada por mí.

-Por favor- suplica- yo te llevo y le invento lo que sea pero quédate.

-¿Te sientes bien?

-Puta cruda es lo que me cargo.

-¿Quieres que te prepare algo?- le pregunto aún sin poder verlo a la cara.

-¿Por favor?- su voz me está despertando ganas de besarlo sin importar el probable mal aliento que tengamos. Ups.

-Si me soltaras, pudiese salir hacia la cocina y prepararte algo.

-Lo siento- se disculpa y me deja libre.

Me incorporo en la cama y me estiro, me pongo de pie y camino fuera de la habitación, voy primero al baño para lavarme la cara, parezco un mapache pues dormí maquillada, con algo de jabón y agua mi cara quedó limpia, busqué un cepillo de dientes nuevo, si es que llegaran a tener para poder cepillarme los dientes y no tener mal aliento.

Por suerte logré encontrar uno, yo sé que no es mi casa y nada de eso pero no puedo andar por la vida con aliento horrible. Terminé el cepillado de mi boca hasta obtener un rico aroma a menta, seco todo con una toalla y salgo despavorida hacia la cocina.

-Buenos días Jo...- intenta saludar una señora de no más de cuarenta años, es alta, algo llenita, cabello corto y rizado en color castaño con unas cuantas canas visibles en él, me mira con asombro- ¿quién eres?- pregunta con el ceño fruncido.

-Bu-Buenos días, so-soy a-alejandra.- saludo presentándome, titubeando.

-Debes ser la novia de José ¿cierto?- su semblante cambió totalmente, ahora me sonreía.

-¿Qué?- la miré perpleja.

-Yo sé que lo eres y mira nada más, traes una playera de él y, bueno, lo demás dejas mucho a la imaginación.- me guiña el ojo. Rayos, olvidé ese pequeño detalle, su camisa y ando en bóxers.

-Lamento andar así, es sólo que...

-No pensabas quedarte aquí, lo sé- me interrumpe- tranquila. Bienvenida.

-Gr-Gracias, supongo.- murmuré.

-¿Necesitabas algo cariño?

-José tiene resaca y yo venía a prepararle algo para que se le quite.

-Este muchacho, qué bárbaro. Bien, en los gabinetes encontrarás todo lo que necesitas para prepararle lo que creas que le quite su resaca- instruye y yo asiento.

-Gracias.

-De nada linda, eres bienvenida, estás en tu casa.- sonríe otra vez.

-Pero antes... ¿está haciendo el desayuno?- enarco una ceja.

The Reason.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora