Scene forty eight.

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Secret wedding.

Parte I.

Me le quedé viendo fijamente con cierto temor, sentía como un vacío se presenciaba en mi estómago haciéndome sentir algo mal o mejor dicho, de la chingada, y es que el miedo a ser rechazado era lo que me comía vivo internamente que me costaba demostrarlo externamente, cosa por la cual yo no estaba preparado, sólo estaba centrado a lo que iba y que ésta aceptara.

Siento que sudo frío cuando ella sólo se queda en un estado de shock fuera de este mundo, oh verga ¿es que acaso se está imaginando cómo es que puede ser nuestra relación gracias a esto? ¿Con altas y bajas? Ya ni la Kloquis cuando le pedí que fuese mi novia. Y no quiero comparar porque ya los veo cabrones, con sus pinches papas en el hocico para hablarme a lo fresa y decirme "wey, es que no mames ¿cómo te pones a comparar tu pasado con tu presente y quizá futuro?" Ustedes salen con cada cosa niños y eso me da jaqueca.

-¡Acepto yayo!- la escuché responderme por fin y solté un suspiro de alivio. Le coloqué el anillo en el dedo anular izquierdo.

Sonreí como reverendo estúpido ante su respuesta e incluso estaba consciente que mis ojos desprendían un bonito brillo único, y es que aunque suene demasiado marica/gay, ella me hacía sentir diferente, básicamente: especial, y es lógico que debe sentirse así ¿no? Porque no puede ser posible que con cada nueva pareja que tengas, vayas a tratarla de la misma manera que la anterior y que cuando ésta te corresponda sientas lo mismo ¿o sí?

¡OBVIAMENTE NO!

*-*-*-*-*-*-*-*

Nos dirigimos hacia una pequeña recepción, yo ya había pedido informes acerca de esto porque como un principio no sé si lo había comentado, lo tenía planeado y qué mejor que prepararlo de una buena vez, mucho antes, así me ahorraba pedos de andar arriba abajo, de un lado a otro con esto, es mejor prevenir que lamentar ¿no?

-Señor Gutiérrez, lo estábamos esperando.- musitó la recepcionista esbozando una linda sonrisa. ¿Qué verga? ¿Señor? ¿Tan viejo me veo? Puta madre. Sólo me quedó sonreír sin mostrar los dientes, vieja culera no se merece ni mi sonrisa por hacerme sentir viejo-. Acompáñenme por aquí, los atenderán enseguida.- pidió.

-Iquimpíñinmi pir iquí, lis itindirín insiguidi.- le imité con voz sumamente inmadura y pendeja, logrando hacer reír a mi chica y de parte de la morra esa que me hizo sentir viejo, volteó a verme con el ceño fruncido, que bueno que haya escuchado, me sube el ego. Já.

Mi rostro era una especie de: "¿qué me ves puta? ¿Tan viejo me veo?" "Vales verga cuando me vaya de aquí" "haré que te despidan por culera" "te hace falta ver más box" y un montón de cosas más.

-¿Me veo viejo?- cuestioné de repente detrás de la chica que nos guiaba hacia un pequeño cuarto en el que se llevaría acabo una ceremonia para poder concretar con Fabiola, lo nuestro.

-No.- contestó fabi pero por otro lado, la morra que iba frente a nosotros se rió. Verga que no se ría, no me es gracioso.

Alguien anda muy vergudo el día de hoy já. Basta Gutiérrez, basta, compórtate como el hombre que eres.

Hm, jamás he puesto el nombre de dicha mujer que me hizo sentir viejo, porque no me lo sé y ni me interesa, así que dejémoslo como: la morra culera, ogete pero, me hizo emperrar y eso se ha ganado de mi parte la muy... ugh, la cólera me está dando a todo lo que da y no debe ser así, estoy por... casarme.

En fin, ella se cercioró de que cierta persona nos "atendiera" y hacer una breve ceremonia para firmar las actas de matrimonio y dar por hecho que somos... marido y mujer aunque para nuestros amigos les diríamos que ya somos novios o bueno, aún no, queremos ir con calma aunque no sé cómo chingados excusarme sobre mi vestimenta y la de ella, porque saliendo de aquí debo ir al departamento de Alejandro y Luisito para invitarlos al bull con la tonta excusa de "vamos a salir aunque la pepa loca y su novia no estén para seguirnos el pedo", porque pequeños niños, después del bull, oh sí, pienso seguirle en mi departamento, para mí y Fabiola sería una celebración por al fin ser novios, bueno, esposos, pero para los demás iba a ser algo habitual, de esas pedas locas que agarras de la nada pero las agarras bien y las haces un recuerdo inolvidable.

Y esta ocasión lo ameritaba, me iba a poner hasta el culo de pedo en honor a mi... matrimonio, vaya, suena extraño decirlo pero no importa, dentro de poco me voy a acostumbrar. Cabe añadir que no iba a faltar en esta celebración, un buen partido de beer pong, tengo que rendir cuentas con el cabrón de juxi.

Agh, sí seré reverendo imbécil, puedo llamar a alejandro y decirle que llegaré dentro de cierto tiempo, no sé, unos diez minutos o quince, para que así aproveche de terminar lo que esté haciendo y de ser así, yo vaya al departamento a cambiarme y de paso le digo a Fabiola que haga lo mismo, así no se levantan sospechas, a menos que empiece a actuar de manera extraña.

En fin, no quiero decirles mucho cuento sobre lo que pasó después, meeeeentira, bromeaba niños. La morra culera se fue de nuestras vistas tan sanas y bonitas, dejándonos con un ¿sacerdote? Uh, sí, llevaba puesta una toga negra, una estola morada como conjunto, anteojos de aumento y era calvo oh, y parecía tener treinta y tantos años ¿qué? ¿Pensaban que un anciano nos daría la ceremonia? No. Y no, no tengo nada en contra de ellos, son un tremendo amor de persona pero por desgracia uno de ellos estaba ocupado atendiendo a otra pareja y quedó libre este hombre, ni pedo.

Nos saludó cortésmente, nos hizo un par de interrogantes como por ejemplo, por qué habíamos decidido unirnos civilmente, si pensábamos después casarnos por la iglesia y que si realmente estábamos seguros de esto, a lo que la mayoría respondimos positivamente, digo, por algo estamos aquí y espero sea así en un futuro.

Acto seguido comenzó con la ceremonia, sería breve y corta a su vez, así que todavía tendríamos tiempo de sobra para cuando nos fuéramos, estuve atento al igual que Fabiola, vaya que las palabras atrapaban de una en una por la manera tan fluida en la que las decía, y eso no cualquiera, la verdad.

Porque o te pones nervioso, sudas o empiezas a balbucear pendejadas sin sentido, haciéndote quedar como un pendejo frente a cierta multitud y qué vergüenza.

Después, nos hizo firmar unas actas de matrimonio, una sería para nosotros y otra para él, como evidencia vaya.

-Acepto.- musité sonriente.

-Puede besar a la novia.- otorgó el juez.

No me lo pensé ni un segundo y me le fui encima, literalmente, para besarla como yo sólo sé hacerlo: pasional, amoroso y un toque intenso pero aquí sería leve, digo, no puedo hacer mis cochinadas aquí, sería muy soez de nuestra parte, y eso niños, no es bonito.

Finalicé el beso por falta de aire, luego nos entregaron nuestra acta, agradecimos sonrientes, estaba feliz por esto en todo el sentido de la palabra, esto era un nuevo comienzo en mi vida y no tengo miedo de afrontarlo.

Salimos tomados de la mano del registro civil, iríamos directo a mi camioneta para dirigirnos directo a mi departamento y ella al suyo para cambiarnos, en el camino le explicaría por qué ya que sí tenía varias dudas sobre esto pero para mi desgracia, mi felicidad a flote se fue a la mierda.

-Pero mira nada más, es yayo el gallo gutiérrez- musitó con supuesto entusiasmo pero sabía que sólo fingía para incomodar a mi chica- y viene bien acompañado... ¿qué? ¿Es tu novia?- enarcó una ceja. Jesucristo ¿por qué la pones en un momento inoportuno como este? Seguro por lo que dije de la morra que me hizo sentir viejo ¿verdad? Joder- no mames ¿qué es esto?- frunció el ceño y me arrebató él acta de mi mano, se puso a leerlo y su semblante cambió a uno lleno de sorpresa y me miró con los ojos bien abiertos- ¿te casaste wey?

Vale verga ¿y ahora qué pinches le invento a ésta para que no abra la boca ante todo youtube? Porque seguro y lo pensará hacer, coño.

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