Scene zero.

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Alejandra.

Eran las cinco de la mañana, esperaba mi vuelo hacia el Distrito Federal en donde viviría independientemente junto a una de mis mejores amigas a la cual considero una hermana: Fabiola Muñoz.

Había decidido hacer mi vida allá pues ya estaba lo suficientemente grandecita para tomar ciertas responsabilidades y con ello tener experiencias que me lleguen a servir para no cometer el mismo error, si es que llego a cometerlo claro.

¿Qué dijeron mis padres con respecto a ello? Desgraciadamente ya no están conmigo, están cuidándome desde el cielo, no voy a profundizarme en ello porque no quiero ponerme sentimental.

« Pasajeros con destino al Distrito Federal, favor de hacer fila para mostrar sus boletos y abordar el avión. » habló el altavoz con fémina voz un tanto chillante y graciosa.

Tomé mis maletas y suspiré con pesadez para dirigirme hacia la aeromoza y hacerle entrega de mi boleto, claro, luego de las cinco personas que estaban adelante de mí. Al llegar mi turno, le entregué mi boleto a la aeromoza para enseguida recibir un "feliz viaje" de su parte a lo que yo sólo le regalé la sonrisa más fingida del mundo. Sé que pudo notarlo.

Sinceramente la idea de mudarme me había sido difícil de decidir, el hecho de que conoceré nuevas caras, ideologías, costumbres, etc., me ponen los pelos de punta combinados con nerviosismo. Pero ya no había marcha atrás, tan sólo caminar por el bonito umbral daba por hecho que le diría probablemente para siempre "adiós" a mi amado Tamaulipas.

Salí al aire libre, la brisa movía mi coleta y despeinaba mi flequillo recto, subí las escaleras para abordar el avión, observé la parte superior del resto de mi boleto para saber qué asiento me tocaba.

J36.

Me dirige hacia mi asiento, para mi suerte iría sola, era una ventaja de incluso poder acostarme literalmente en los lugares vacíos. El piloto avisó que ya estaba listo todo para despegar. Saqué mi celular y audífonos, necesitaba algo de música para relajarme en el transcurso de las próximas horas de viaje.

¿A quién engaño? Sólo son casi alrededor de dos horas. Aún así, merezco descansar, despertar a las cinco de la mañana para asegurarse de que no se te olvide algo en casa y que no se te vaya el vuelo de las seis treinta, no es bonito.

A final de cuentas sé que me quedé profundamente dormida con la música reproduciéndose aleatoriamente a un volumen medio.

Próxima parada: Distrito Federal.

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Puntos a aclarar:

· Capítulos cortos, novela larga.

· Pepe sale hasta el capítulo tres o cuatro a más tardar.

Un beso y... ¡Adiós!

-JDTrouble.

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