Scene eighteen.

582 51 39
                                    

Dedicado a: RobSparkles.

Deja de besarme y gruño por eso haciendo que él se ría, su familia no deja de vernos irradiando felicidad, pero ya no siento incomodidad por ello.

-Otro día habrá más- murmura.

-¿Cuánto tienen?- pregunta su hermana.

-¡Un mes!/¡Una semana!- decimos al mismo tiempo.

-¿Huh?- fruncen el ceño todos.

-¡Un mes!/¡Una semana!- repetimos.

-A ver ¿un mes o una semana?

-Un mes- dice él.

-No, una semana.- digo yo.

-Un mes una semana- sonríe. Oh Dios mío, no lo hizo.

« Sí lo hizo. » recalca mi subconsciente.

La fierecilla se asoma sonriente y empieza a brincotear de felicidad, le da tanto gusto cuando él se pone así, me he dado cuenta hasta ahora. Tonta de mí.

-Qué lindo- dice su madre, ahora su semblante es distinto, ya no es serio, es todo lo contrario, está feliz.

-Recuerdo cuando cumplí mi primer mes con mi chico- suspira una de sus tías, creo se llamaba Iris, pareciera que el nítido recuerdo volviese a su mente en ese instante- fue tan lindo.

-Y espero dure por mucho- dice él y besa mi mejilla sonoramente- ¿verdad amor?- voltea a verme.

Amor, amor, amor, retumba en mi cabeza, me siento especial pero duele saber que no es cierto. Vamos, está fingiendo todo esto con su familia porque quizá no quería llegar solo como años atrás o eso quiero pensar, no lo sé. Aún así me sigo preguntando por qué yo.

Fabiola me dijo que debería sentirme afortunada de ello porque no a cualquiera le sucede, tiene razón pero no es bonito el hecho de tener que fingir esto, lo sería si fuese cierto.

La palabra "novia" también forma parte del listado de mi mente al resonar, no me hubiese molestado si él decía "traje a una amiga"... miento, eso daría justo en la maldita friendzone, lugar en el que hace mucho frío.

Me limito a asentir y él sigue sonriendo, diablos, me encanta. Dan a saber que es hora de ir a cenar, todos se ponen de pie y les seguimos  hasta el comedor, era bastante grande pero no lo suficiente para que todos llegaran a ocupar un lugar, algunos iban a tener que ir por sillas o tener que comer en la cocina. Por suerte José y yo alcanzamos un lugar, justo frente a su hermana y hermano.

-¿Le ayudo a servir señora Salazar?- pregunto con seguridad al verla un tanto estresada sirviendo de uno por uno.

-Por favor.- responde.

Me pongo de pie y la sigo a la cocina, ahí se encuentran varios de los primos y primas de José charlando animadamente, por lo que veo, ya están cenando.

-Creo que eres la oficial- musita su madre al pasarme un plato con sopa de coditos, pechuga rellena, algunos romeritos, verduras y algo de pavo, rico para mí- lo dice su mirada- añade.

-¿La oficial?- le miro incrédula.

-Sí, la oficial.- me mira-. ¿O no?

-Puede ser...- me encojo de hombros.

-Verás... mi hijo casi no es de traer chicas aquí, a no ser que sean sus novias pero con las que tenga al menos unas dos semanas- relata y yo abro los ojos de asombro- no meses, me sorprende. Además de que hace tiempo ya le hacía falta una, llegaste en el momento adecuado, muchacha.- sonríe.

The Reason.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora