Scene thirty.

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Yayo.

Sentía como la sangre se iba hasta mis pies y me ponía pálido como una hoja de papel, abrí los ojos de par en par incrédulo que hasta Fabiola tuvo que agarrarme para no caerme debido a la impresión.

Y es que yo no me explico cómo es que el gigante de las habichuelas tuvo que cargar con tan severo problema, caer en coma, menos cuando la felicidad está a a flor de piel debido a que le pediría a Alejandra que fuese su novia.

Es que, es que es increíble como la vida de un momento a otro te arrebata la felicidad en un abrir y cerrar de ojos, un día estás bien y al otro pum, te dan justo donde duele y no hablo de culos, cabrones degenerados y pervertidos. Hablo sobre las emociones.

Ni siquiera quiero imaginarme la cara que va a poner Alejandra al darle la noticia.

-¿Se encuentra bien?- me pregunta el doctor viéndome de arriba abajo.

-Algo- suspiro- dígame doctor ¿despertará?- Dios mío, me estoy sintiendo mareado.

-Depende...- dice- puede durar varios meses, incluso años, no sabría decirle.

-Pe-Pero ¿estará bien?- la voz de Fabiola sonaba quebrada, sus mejillas estaban húmedas por las lágrimas.

-Sí pero tampoco quiero darles falsas esperanzas. Es decir, estaré revisándolo cada dos horas, así les estaré dando diagnósticos sobre si es posible su despertar en el menor tiempo que posiblemente determinemos.

-¿Y los demás?- cuestionamos.

-Ellos estarán dados de alta en una semana, quizá dos. Ellos están bien, si quieren pueden pasar a verlos.

-Por favor.- suplica Fabiola.

-Acompáñenme.

Lo veo ponerse de pie y sale de su oficina, Fabiola y yo le seguimos, aún no sé ni cómo es que puedo mantener la cordura ante esto, sólo estoy consciente de que la cabeza me da vueltas debido a la impresión de la noticia, no me esperaba eso, ósea, pensaba que iba a nombrar a alguno del resto de los accidentados con eso del coma pero no, resultó que pepe fue quien cayó en ello.

-Tú ve con alejandra, yo con jux y laura ¿sí?- propongo y ella asiente- en un rato vamos a ver a pepe.

-¿Le diremos?- hace una mueca.

-Cuando se recupere al cien porciento, sabrá Dios qué pueda suceder si se lo decimos de una vez.

-Va a sufrir.

-Es su novio... es lógico.

-¿Y si me pregunta algo sobre él?

-Dile que está bien.

« Aunque sabemos realmente que no lo está... »

*-*-*-*-*-*-*-*

Fabiola.

Limpié cualquier rastro de lágrimas de mis mejillas aunque lógicamente sabía que habían quedado marcadas, sentía las piernas temblorosas por el hecho de entrar y ver a mi amiga tumbada en una cama de hospital, ósea sabía que algún día la vería así como ella a mí pero no pensé que sería tan pronto.

-Hola.- saludo con timidez.

-Fabi...- dice con voz ronca y soñolienta, se ve demasiado pálida.

-¿Cómo te sientes?

-Adolorida.

-Pero estarás bien.- le dije regalándole una sonrisa cuya sabía que era muy fingida.

-¿Y José? ¿Dónde está? ¿Está bien?- cuestiona un tanto preocupada.

Demonios, lo que faltaba. Sentí el nudo en mi garganta y los ojos llenarse de lágrimas pero debía demostrar lo contrario, yayo dijo que hasta que ella esté al cien porciento bien le diremos, además de que la familia de él no tiene las más remota idea, joder ni como lidiarlo.

-Él está bien.- le respondí luego de haberlo pensado tanto y haber carraspeado para que mi voz no sonase débil. Esto de mentirle va a joderme la amistad que tengo con ella, tanto que va a odiarme.

Pero es por su bien.

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