Dinner.
Los colores se le subieron a las mejillas por dicha confesión, vaya que no se lo esperaba y mucho menos el simple hecho de haber sido tan obvia con su actitud incrédula por lo que hace unos momentos sucedió, le miró por unos segundos, buscando las palabras adecuadas para decirle como respuesta pero por más que quería, se le complicaba, error, ella misma se lo complicaba porque quería.
-A mí también me ha gustado mucho- pudo decir al fin- gracias por hacer de esta noche la mejor- sonrió.
¿O era tonta o se hacía? ¿Era lo único que podía decirle?
« Deberías decir algo menos cliché ¿sabes? ¿Cuántas mujeres crees que se lo han dicho y él debe de estar cansado de ello? Vamos querida, sé que puedes decir algo mejor que eso. » Aconsejó su subconsciente y su fierecilla estaba de acuerdo con éste mismo.
-Lo siento quise decir...- se aclaró la garganta- siéndote sincera, fue increíble, fantástico y no es por exagerar, la verdad no pensé que mi primera vez terminaría siendo así, fuiste cuidadoso, romántico... estuviste estupendo. Pensé que iba a terminar como una bazofia pero no fue así, y así como a ti, me encantó en demasía- besó sus labios- eres el mejor. Ojalá... vuelva a repetirse.- ¿lo dijo? ¿Le dijo eso sin pensar?
-Um, querías un momento especial ¿no? Y pienso que este lo fue.- le dijo él ignorando aquello último que le hizo saber.
-Tú lo hiciste especial.
Fue lo último que le dijo para enredarse una de las sábanas en su cuerpo e ir por el conjunto de ropa que compró y ponérselo para esa cita que tendrían en el Times Square. Se dirijo al baño para encerrarse, abrió el grifo de la regadera dejando salir el agua artificial esperando a que se pusiera tibia y poder entrar, dejó caer la sábana al suelo para contemplarse desnuda en el espejo ¿quién no hace eso?, sus senos tenían unos cuantos chupetones y su cuello también, vaya que José cuando hablaba de marcar territorio para que supieran que ella era suya, era en serio y no de broma.
Acto seguido, se metió de cuerpo completo a la regadera para que el agua invadiera su cuerpo y relajarla un poco, tomó algo de shampoo para expandirlo en su larga cabellera negra, hizo un corto masaje mientras lo enjuagaba, entonces, en ese momento, varias imágenes de lo sucedido vinieron a su mente, el cómo es que él acariciaba cada parte de su cuerpo con sus manos, el cómo gemían sus nombres, sus besos llenos de pasión y aquellos cortos que depositaba en su cuello, que la habían vuelto loca y la hicieron perder el control.
Los escalofríos le recorrieron en su espina dorsal y la piel se le erizó, luego recordó lo que le dijo, que esperaba y se volviese a repetir ¿hablaba en serio con eso? ¿Para qué? ¿Es que acaso sentía que no le había complacido del todo? ¿Pero por qué se ponía a pensar en ello? Sí él mismo se lo confesó, lo había hecho bien y le había encantado.
« Me gustan las mujeres seguras de sí mismas. » recordó, aquello él se lo hizo saber en alguna conversación telefónica de esas veces que llegaron a tener una pues se comunicaban más mediante mensajes de texto o personalmente. Antes de que él confesase su gusto por ella.
Eso le retumbó en los oídos y caído como pedrada para que le cayera el veinte por fin y dejase de dudar al menos o quejumbrarse, él la había hecho mujer, él había hecho especial ese momento, y le había fascinado pese a como ella llegó a actuar, es que ella no podía estar siendo insegura por el resto de su vida, menos teniendo veintiún años de edad, además, tarde o temprano iba a suceder.
-Idiota.- se insultó bufando.
Talló su cuerpo y el jabón desapareció con el agua, al fin había acabado. Tomó dos toallas, la primera la enredó en su cabeza y la segunda la utilizó para secar su cuerpo, observó la ropa por unos segundos dándose cuenta que había olvidado algo: la ropa interior, lógicamente debía ir a la recámara por ella y regresar, no iba a andar por todo Times Square sin ella congelándose sus partes más sensibles, enredó la toalla con la que recién secó su cuerpo en éste mismo, quitó el pestillo y abrió la puerta, salió corriendo directa a la recámara, encontrándose con su guapo novio, quien tenía la toalla enredada en su cadera, su cabello estaba mojado y diversas gotas de agua caían en su espalda, provocándole que las mejillas se le ruborizaran, incluso que el corazón le latiera al mil.
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The Reason.
Romance« Existe el amor de tu vida y el hombre de tu vida. Pero ¿cómo te sentirías tú sí lo conoces mediante un sueño largo que te dejó una borrachera? » Cualquier copia, adaptación o plagio hará que te denuncie. Todos los derechos reservados. -JDTrouble.