Fuetodo tan rápido que la memoria de Siria no logro conectar lasimágenes. Los ojos de Venezuela se desviaron de los del árabe aotro punto más bajo de su rostro, y la suave caricia del largocabello del venezolano cayendo alrededor del sirio a medida que seiba acercando, el calor de su aliento sobre sus rostros, el olor deVenezuela invadiendo el mundo de Siria y, finalmente, la presión delos labios del latino contra los de árabe.
NarraSiria (el narrador se largo por falta de pago).
Primerosentí un dolor en mi pecho que ardía de forma exquisita, como sialgo dentro de mí se derritiese lentamente; luego vinieron lasmariposas a repartir cosquillas dentro de mi estómago y sobre mipiel; y el hormigueo de mis labios y los latidos de mi corazón.
Ahí,estática y demasiado encantado con cada sensación como para podermoverme, fui consciente de que todos los anhelos nacidos en misnoches de desvelo se estaban haciendo realidad, y mis ojos sellenaron de lágrimas de emoción, rogando porque el tiempo sedetuviese y ese momento perdurase por siempre.
PeroVenezuela abrió los ojos de repente y me pilló mirándolo con lasorpresa pintada en mi rostro.
Seseparó de mí tan rápido que mi cerebro no pudo procesar larepentina ausencia de sus labios sobre los míos, y tuve quetantearlos con mis dedos para comprobar que no se trataba de unsueño.
Venezuelavolvió a mirarme angustiado y con el rostro rojísimo, como siestuviese tanto asustado como avergonzado; y por unos segundos temíque se hubiese arrepentido.
Sealejó un par de centímetros de mí, cubriendo su boca con su mano.
Venezuela:perdóname Siria yo...-exclamó- es que pensé que tú... que nosotros dos... Perdón,Siria, soy un tonto; por favor, no me odies-suplicó al borde del llanto. Me enderecé de inmediato, aunsintiendo como mis labios hormigueaban de la emoción y tomé sumano.
Siria:no,no es eso- susurré nervioso, y los ojos de mi amado latinome miraron confundidos,- es solo que... no me lo esperaba, no penséque tu alguna vez querrías hacer algo así... pensé que solo erayo- Venezuela me miró sorprendidounos segundos y luego suspiró de alivio soltando una risitanerviosa.
Venezuela:notienesidea de por cuánto tiempo he soñado con besarle otravez,Siria-bajola mirada y jugueteocon susmanos porque de repente todo era mucho.
Siria: Venezuelaserias mi novio- demasiadofuertes los latidos de mi corazón, demasiada felicidad para una solapersona, demasiado amor, sino me calmaba un poco era posible que me muriese por el puro peso demi alegría sobre mi cuerpo Venezuela rió de nuevo, acercándose amí para plantarme un beso en la frente y abrazarme por la espalda.
Venezuela:Siesome encantaría- creoque nunca antes había sonreído con tantas fuerzas en mi vida alescuchar esas simples palabras.
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Estarde novio con Venezuela significaba que la tristeza no existía másen mi vida.
Inclusocuando discutía con otros países, el recuerdo de que Venezuela meestaba esperando en la salida de la sala de juntas para robarme besosy susurrarme cosas al oído lograba sacarme una sonrisa.
Despuésde todo, ir a escuchar a ONU hablar durante 6 horas era absolutamentedistinto cuando mi compañero y yo compartíamos miradas cómplicestodo el tiempo.
Venezueladecía que nuestra vida de novios ameritaba tener citas de vez encuando, y aunque no siempre teníamos el tiempo o el permiso de salirde nuestros territorios; nos las ingeniábamos para hacer cosasespeciales el uno por el otro.
Undía, Venezuela retiró un libro al azar en la biblioteca de mi padrey preparó un picnic para ambos, nos entretuvimos toda esa tardeactuando los diálogos de los personajes y llenándonos la boca dedulces aunque no entiendo porque a Venezuela le gustan tanto.
Otroel estaba en mi territorio así que, lo arrastré a una feria paracomprar una caja de vestidos antiguos, y corrimos a mi casa arevisarlos y convencer a Venezuela de que se probara los vestidos queme gustaban y debo admitirlo se veía hermoso con vestido.
Brevesmomentos que hacían que nuestros ojos brillaran de la pura ilusión.
Pequeñoslujos que no se habrían sentido tan maravillosos si no noshubiéramos tenido el uno al otro.
Elresto del tiempo nos cuidábamos de que nadie supiera de lo nuestro.Rodeadas de gente y countrys no éramos más que amigos; solos,éramos dos amantes cobijados por la felicidad de no tener quepermanecer más tiempo separadas.
Tratábamosde mantener un perfil bajo en nuestros pueblos, cuidándonos de nodecir ni hacer nada que llamase la atención sobre nosotros; yrehuíamos a los fantasmas lo más posible, adictos al sabor de lavida y la felicidad.
Afuera,la naturaleza era el santuario de nuestro afecto, la mar nuestracómplice y el cielo nuestro único testigo.
Dentro,el silencio era nuestra armadura.
Ycreo que hicimos un buen trabajo ocultándonos de todos; aunque, sisoy sincero, a veces el amor que nos teníamos era tan fuerte quecasi podía sentir cómo se resbalaba por nuestros ojos, y entoncesme parecía imposible que los demás no sospechasen nada.
Porfortuna la gente siempre ve solo lo que quiere ver.
Pormi parte, no le mencioné a nadie de lo nuestro.
Mishermanos y pueblo seguramente no lo aceptaría jamás de todos modos,me imaginaba que salir con otro chico sería razón suficiente parallamarme deshonrado.
Tampocopodía saber con certeza qué pensaría mis padres de nosotros,seguramente no se enojarían, pero tampoco podía suponer que sepondrían contentos; y no quise incomodar a Venezuela con cosas queposiblemente no entendería, cosas que todo el mundo decía que erande una época distinta a la suya.
Asíque me mantuve callado como una tumba.
Losúnicos de mi círculo que llegó a enterarse fueron Israel,Palestina, Arabia Saudí y Qatar y no lo supieron de mis labios.
Undía solo me comentaron lo felices que les hacía que hubieseencontrado a alguien como Venezuela para llenar mi corazón, y cuandome giré a mirarlos supe en sus ojos que sabían, y que no necesitabaexplicarles nada.
No mesorprendió que lo hiciesen, nunca hubiese esperado menos de aquellosque me conocían incluso mejor que yo mismo.
Venezuela,por su parte, tenía mas fe en el prójimo.
Fueevidente para mí que Alemania sabía que andábamos juntos cuandonos felicito a ambos una tarde en la que fuimos a tomar a un bar.
Susabrazos y comentarios alegres me sorprendieron tanto que no pudeevitar pensar que todos los familiares de Venezuela venían de otroplaneta.
Y dealgún modo así era.
Porlo que había oído, Venezuela venía de la tribu Caribes y no eranada parecido a las otras culturas.
Allá,en esa gran tribu, las parejas como nosotros no eran algo inusual niextraño; y en medio de ese mar de gente nuestro noviazgo pasaríadesapercibido sin requerir de ningún esfuerzo.
Aveces me imaginaba que sería de nuestras vidas si hubiese nacidoallá, si Venezuela nunca se hubiese tenido que marchar y noshubiésemos conocido algún día: ¿nos habríamos enamorado de todosmodos?, ¿seríamos felices y libres?
Porsupuesto, pensar esas cosas no ayudaba en nada; y olvidé esas ideastan rápido como llegaron.
Quizásnuestra situación no era la ideal, pero sin duda era muchísimo másde todo lo que alguna vez había soñado tener.
Y,además, ser una flor escondida en las sombras no es tan terriblecuando no estás solo.
Anuestro alrededor, el tiempo siempre se movía más rápido de lo quedeseábamos.
Nosolo los días eran demasiado cortos y las tardes excesivamentefugaces; sino que las semanas parecían volar a nuestro alrededor.
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un momento mas junto a ti (Pausada)
RandomQue pasaría si Venezuela fuera un omega y Siria un alfa. Estoy harto de que siempre me digan que debo casarme, no quiero que se aprovechen de mi no quiero. No te preocupes yo siempre de protegeré mi pequeño. Gracias. De nada pequeño. En ¿por que? Te...