Capitulo 60

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Ale.

No se que decir, o que cara poner ante tanto lujo que veo por todos lados. Si, fui muy patética al pensar que el salón era lo más lujoso y caro del lugar. Claramente estaba muy equivocada. Las habitaciones es lujo mas lujo. Las paredes están adornadas con cuadros que podrían costar una fortuna. Camas de dos plazas con sabanas de seda presiden todas las habitaciones. En los cuartos de baño los espejos con el marco bañados en oro ponen la guinda al pastel. Ruedo los hombros para intentar liberar el estrés que me esta atacando en la nuca. El agobio que estoy sintiendo ahora mismo me esta volviendo loca. Y un dolor de cabeza se esta apoderando de mi. Quiero irme ya. Cada vez que Daniel me hace entrar en otra habitación y volvemos a salir de esta tengo que hacer acopio de todas mis fuerzas para no llorar. Algo me esta aplastado el pecho y estoy conteniendo las lagrimas. No se por que estoy así. Se que yo se lo he pedido, yo le dije que quería un lugar donde mi cerebro pueda estar a salvo de el. Ahora estando aquí es que me doy cuenta que no. Estaba equivocada. No lo quiero. La sola idea de alejarme de Daniel, aunque sea para descansar de su intensidad y posesividad me esta montando. Y me esta causando dolor físico. ¿A caso quiero descansar de eso? Algo me atenaza la garganta. ¿Que me pasa? Estos día que hemos pasado lejos el uno del otro han sido horribles. Ahora se que ya no podría vivir sin el. Y ¿que ay de el? ¿Sentira lo mismo?

Resignada suspiro al salir de su mano de la habitación que nos encontramos. Caminamos por el pasillo. Veo otra reluciente puerta negra a unos metros mas adelante. Con esta seria la séptima habitación que vemos y ya no puedo más. Ya no puedo ver mas lujo. He tenido suficiente por hoy. Le echo una mirada rápida a Daniel mientras me conduce de la mano por el pasillo ¡Que novedad esta serio! Suspiro resignada y me dedica una mirada que no se descifrar. O dejo que me enseñe todo sin quejarme o nunca nos iremos de aquí. Sus atenciones, la salidita de compras, el encuentro con Logan y luego lo que Eva dijo me ha dejado exhausta. No se como voy a soportarla rondando alrededor de Daniel, lista para echársele encima. Ya a dejado muy claro que no le agrado mas de una vez. Necesito dormir o me caeré en redondo y no me despertaré ni aunque alguien agarre un megáfono y con el grite junto a mis oídos.

Nos detiene enfrente de la puerta y me mira.

-Esta es la ultima. - Asegura. ¿Sabe de mi estado? Por como me mira con compasión lo mas seguro es que si.

-¿En serio? - mi tono y mi cara denota el cansancio. Le estoy suplicando con la mirada que sea así.

- No -contesta con voz recelosa.

¡Lo sabia!

- ¿No?- mi voz parece mas afligida de lo que me ciento y lo mas seguro es que mi cara refleje cansancio. Me hundo en la miseria. ¿Que me pasa? Unas compras no pueden cansar tanto.

- No. Hay dos mas - sonríe ampliamente y por un momento me olvido de mi tormento - pero por la cara que tienes está será la ultima- me anima-. Dejaremos para otro día el gimnasio.

- Por favor - digo aliviada. Estoy muerta. ¿ Ah dicho gimnasio?- ¿Has dicho Gimnasio?

Vuelve a sonreír.

- Si. Hay uno por haya - señala con un dedo hacia el pasillo por encima de su hombro.

Miro hacia donde ha señalado y solo veo un pasillos que se prolonga muchos metros mas allá. Ya hemos estado en todas esas habitaciones y no he visto gimnasios. ¿No habremos saltado una? Este lugar es mas grande que un colegio o una cancha de tenis.

- Creo que si me escondo en algún rincón de este lugar no me encontrarías nunca, Daniel - bromeo y suelto una risita de niña.

Sus ojos se ensombrecen. Su cara se vuelve letal.

Esta noche pídeme lo que quieras. [+18 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora