Fantasmas

Capítulo 57 - MAS (parte II)

El golpe llegó por todos lados, un mareo repentino e intenso me tumba al suelo sobre mis manos y rodillas, y las náuseas me obligan a levantar mi cabeza entre jadeos. Se estaba apoderando de mi energía. Conforme pasaban los segundos, podía sentir las gotas de sudor resbalar por sobre mis pestañas mientras me incorporaba únicamente sobre mis rodillas con demasiado esfuerzo. Un poco más, solo un poco más de inversión de su poder en mí es suficiente para...

Ahora.

Inspiro profunda y trabajosamente, mis sientes palpitan de una forma escandalosa, pero me las arreglo para concentrarme. En lugar de repeler su ataque, lo atraigo, aproximo su energía a la mía, toda a la vez. Esto la toma por sorpresa, lo usual hubiese sido intentar repelerla. No yo, sin embargo. No hoy. No, por Lucas. El aire a mi alrededor se condensa al punto de comenzar a vibrar. Una vez que ella se da cuenta qué es lo que intento hacer, trata de cortar la vía y distanciarse, mas es muy tarde para ella.

"¿Por qué no arañas el rostro de esa señora? ¿No te recuerda a tu madre?", "Mira a ese sujeto, jugando a ser un buen padre, ¿no te da rabia? Qué injusto. Ve a balancear las cosas un poco, ¿quieres? Hazlo golpear a sus hijos, que prueben lo que tú sentiste" "Qué bebé más repugnante, ¿no te parece? destinado a convertirse en otro padre abusivo, ¿por qué no lo asustas un poco? Ya sabes, a modo de advertencia", las palabras de Cece vuelven a mi mente, las cosas que me suscitó a hacer, los hilos que tejió a mi al rededor para controlarme y la manera en que consiguió nublar mi razón. Detesto la sola idea de permitir que Lucas pase por lo mismo.

No. Es más que eso. Si no es Lucas, luego será otro niño.

Tengo que terminar con ella, reducirla a nada.

De rodillas sobre la pista, abro las manos a modo de canalización, dispuesto a tomar cada pizca de su energía que mi cuerpo soporte, y, una vez llega a su tope, rápidamente la redirecciono a acciones que la consumen a grandes cantidades: romper objetos, alterar sustancias orgánicas, corromper seres con vida, la lista es larga pero dolorosa de atravesar.

Esto es algo que se tiene que hacer, es necesario, es lo correcto, es... es...

— Es suficiente.

La voz y el golpe energético que la acompaña me quitan el aire y me doblegan súbitamente.

Parpadeo pesadamente, como saliendo de un trance.

— ¿Gassie...? ¿Qué...?

— Tú y yo vamos a tener una conversación —puedo notar el enojo detrás de su máscara inexpresiva y su voz mesurada—... Después.

Se dirige hacia la mujer que unos minutos atrás tenía delante de mí erguida y orgullosa, y que ahora se encontraba yaciendo en el suelo, con algo muy parecido a espuma brotando de sus labios. Unos segundos le tomó a su figura regresar a su estado original: su edad parecía ser la misma, pero ya no se veía jovial ni saludable, pues su piel pálida (amarillenta incluso) se encontraba cubierta de moretones y heridas que reconocí como productos de latigazos. No sé qué clase de vida haya llevado, las manchas de sangre en sus muslos y su vientre hinchado como un globo desinflado tampoco me pasaron inadvertidos, pero sus decisiones después de su muerte la llevaron a esto. Simplemente no puedo empatizar.

— Vaya espectáculo —consigo escuchar entre el sonido de la lluvia... un momento, ¿lluvia? ¿en qué momento...?

Solo entonces soy conciente del escenario a mi al rededor: Las nubes se habían agolpado por sobre nuestras cabezas, formando un círculo inexacto de radio corto, tan oscuras que daban la impresión de soltar un rayo en nuestra dirección en cualquier instante; las plantas en los jardines se habían secado al punto de ser poco más que ramas, y los árboles más robustos presentaban líneas negras en sus troncos en forma de venas necrosadas que más temprano que tarde terminarían de intoxicarlos; no había personas vivas cerca, pero los espíritus que anteriormente pululaban por esta calle habían desaparecido.