Capítulo 31

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Narra Ana:

En cuanto presioné mis labios contra los suyos, me di cuenta de la magnitud de las dos palabras que le había dicho: Te amo.

¿Qué? ¿La amaba? No.

Muchas veces cuando estas excitada no piensas en lo que dices debido a la emoción del momento, seguramente ese era mi caso.

-Tengo que irme. -dejé de besarla, y salí de la ducha como pude.

-¿Qué? --exclamó.-¿Por qué? ¿Hice algo mal?-habló nerviosa.-¿Me perdonas?

-No, tú no hiciste nada. -me detuve para mirarla. -Es que tengo Sueño. -inventé una excusa.

-Ah. -asintió, ella estaba dentro del chorro de agua, era sexy ver cómo bajaba por su cuerpo.

-Termina de bañarte. -abrí la puerta, y sali.

Me sentí aliviada en cuanto estuve fuera de ese baño, tenía una presión grandísima dentro de mí. Ahora Alejandra creía que la amaba. Oh dios, eso era trágico.

Yo no la amaba, por favor.. ¿Yo amarla? No... la quería, apreciaba, y me parecía una buena chica pero de ahí a amarla, no lo creo. Seguía pensando que mis palabras fueron producto de la emoción del momento. Solo eso.

Esa noche tenía planeado hacer un juego con Alejandra, justo por eso había llevado ropa interior sexy, pero en ese momento no me sentía cómoda después de lo que había pasado, así que solo me puse el pijama y me recosté.

En cuanto Alejandra salió del baño, la sentí acercarse a la cama y sentarse. Yo estaba volteaba en contra ella, mirando hacía la pared.

Así que no podía saber si estaba despierta o dormida.

-¿Estás despierta? --preguntó en un susurró.

No respondi.

Mis ojos estaban cerrados, cuando sentí sus labios posarse sobre mi mejilla en un tierno beso. Mi piel se erizó.

*******

Abrí mis ojos, sintiendo los rayos del sol entrar por la pequeña ventana de la habitación. Me volteé y vi a Alejandra profundamente dormida. Tenía los labios entreabiertos y sus pechos subían y bajaban lentamente tapado por solo un sostén.

Tomé su mano y la estiré en la cama, para así poder abrazarme con ella y apoyar mi cabeza entre sus pechos. Eran suaves y cómodos.

Sin saber porque, comencé a darle pequeños y suaves besitos en su pecho. Bajé mi mano y levanté un poco la cobija, traía un corto short. Bajé la cobija nuevamente, y miré su rostro. Me acerqué, acaricié con mi mano su mejilla y besé delicadamente sus labios. Cerré mis ojos y seguí besándola, esta vez tomando sus labios entre los míos.

De repente sentí que sus labios correspondieron a mi beso, abrí mis ojos y vi que los suyos estaban bien abiertos. Rompí con el beso y me alejé.

-Nunca imaginé despertar de una forma tan hermosa. -susurró.

-Teniendo una hermosa vista, y sintiendo tus dulces besos. -habló ronca.

Sonreí, y volví a darle un beso entre sus pechos.

-No pensé que fueras a despertarte con mis besos. -susurré.

-¿No?-preguntó, todavía medio dormida.

Negué con la cabeza, y volvÍ a apoyar mi cabeza en su pecho.

-¿Entonces no querías que me despertara? -susurró, pasando su mano por mi brazo.

-Quería que durmieras un poco más. -apoyé mi mentón en su pecho para así mirarla a sus hermosos ojos. ¿Qué vamos a hacer hoy? -pregunté emocionada.

-¿Qué quieres hacer tú? -bostezó.

-Podríamos ir a dar una vuelta por la finca y sus alrededores. Mmm, no lo sé, no conozco mucho por aquí. suspiré.

-Es buena la idea de llevarte a dar un tour por la finca y sus alrededores. -sonrió. - ¿Quieres que vayamos ya?-preguntó aun atontada, sus ojos se cerraban constantemente.

-No hay prisa. Preferiría que durmieras un poco más, te ves cansada,¿te demoraste mucho para dormirte? -pregunté.

-Como estabas a mi lado, fue difícil... -sus mejillas se sonrojaron un poco.

-Alejandra -me rei.

Ella suspiró, y sus ojos se volvieron a cerrar, su sonrisa fue borrándose de su rostro en cuanto volvía dormirse profundamente.

No quería despertarla, así que me levanté de la cama con cuidado para bajar a la cocina, y ver si Néstor o Chris necesitaban ayuda para el desayuno.

Entré a la cocina, y me encontré con Néstor y un chico de cabello castaño.

-Buenos días. -saludé entrando a la cocina.

-Buenos días, ¿cómo dormiste?-preguntó Néstor amablemente.

-Muy bien, gracias. -sonreí, me senté en uno de los taburetes que estaban a un lado del largo mesón de la cocina. -Alejandra sigue dormida. -avisé.

-Ok, -Néstor asintió. -Bueno, él es Austin, un amigo de la familia,está aquí con nosotros por estos días. Ayer no lo viste porque llegó muy tarde de su fiestecita.

Miré al chico, quien me miraba directamente.

-Hola soy... -me interrumpió.

-Si, se como te llamas. Alejandra habla mucho de ti cuando hablamos por teléfono. -carraspeó. Y ya me doy cuenta porque. -Susurró, haciéndome sentir incomoda.

Néstor le dio un codazo en el estómago.

-Ya he preparado el desayuno. -anunció. -Iré a llamar a Chris, ¿vale?-me miró, yo asentí.

Néstor salió de la cocina.

-Entonces... ¿estás con Alejandra? -preguntó, sentándose en el taburete del lado.

-¿A qué te refieres con eso? -pregunté sin mirarlo, me hacía sentir incomoda.

-¿Tienes algo formal con ella, o solo la ves como una amiga?

-No tengo nada con ella, ¿bien? Y no creo que sea de tu incumbencia. -respondí aturdida.

-Es solo una pregunta. -se burló.

Suspiré profundo, y me levanté del taburete para alejarme de él, no me daba mucha confianza. Cuando estuve a punto de irme, Austin me tomó del brazo y me hizo voltear para mirarlo.

-Sí no tienes nada con Alejandra, y no estás saliendo con nadie,supongo que podrías hacerlo conmigo. -susurró mirándome directamente.

Fruncí el ceño sorprendida, pero antes de que pudiese responderle, sentí que alguien entró a la cocina.

Alejandra

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Enamorada De Mi VecinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora